La inflación no cede.
En enero fue 7.07 por ciento, en febrero 7.28, en marzo 7.45, en abril 7.68. Tres meses al alza, lejos de la meta que el mismo Banco de México ha fijado, tres por ciento más menos un punto porcentual de margen de error, por lo que la máxima inflación aceptable es cuatro por ciento.
En abril la inflación resultó 3.68 puntos porcentuales mayor que la máxima aceptable, cuatro por ciento, equivalentes al 92 por ciento, y 4.68 puntos porcentuales mayor que la meta puntual, tres por ciento, que equivalen al 156 por ciento.
Hace dos años, en abril de 2020, la inflación fue 2.15 por ciento, la segunda menor desde 1970 (la menor se alcanzó en diciembre de 2015 en 2.13 por ciento). Dos años después, en abril pasado, fue 7.68 por ciento, lo cual dio como resultado un repunte de 5.53 puntos porcentuales, equivalentes al 257 por ciento.
La herramienta con la que cuenta el Banco de México para mantener la inflación dentro de los márgenes de la meta es la Tasa de Interés Interbancaria, la TII, la que el banco central cobra a los bancos comerciales cuando les presta dinero. Si la inflación aumenta la TII debe aumentar. Si baja debe bajar. (Véase: https://cisle.org.mx/tii-eficaz-2/).
Fue el 24 de junio de 2021 cuando el Banco de México decidió aumentar la TII de 4.00 a 4.25 por ciento. De entonces al pasado 24 de marzo la ha aumentado en seis ocasiones y actualmente se encuentra en 6.25 por ciento.
En junio de 2021, al inicio de la racha alcista de la TII, la inflación fue 5.88 por ciento. En abril pasado fue 7.68. ¿Qué tan eficaz ha sido el manejo de la TII para mantener la inflación dentro de los márgenes de la meta, entre dos y cuatro por ciento? ¿Qué ha fallado? ¿La medicina? ¿La dosis?
En febrero de 2021 la inflación se ubicó todavía dentro de los márgenes de la meta, 3.76 por ciento. En marzo fue 4.67, en abril 6.08, en mayo 5.89 por ciento, ya fuera del margen superior de la meta de inflación, y fue hasta junio, con la inflación en 5.88, cuando el Banco de México (y por ello hay que entender los cinco miembros de la junta de gobierno del banco central), decidió aumentar la TII del 4.00 al 4.25 por ciento, tres meses después de que la inflación se ubicó por arriba de la máxima inflación aceptable, cuatro por ciento. ¿Falló la sincronización? La medicina, ¿se aplicó a destiempo?
Más allá de la pregunta en torno a la eficacia del Banco de México para mantener la inflación dentro de los márgenes de la meta, debemos preguntarnos (lo propongo por enésima vez), si es correcto que un banco central tenga metas de inflación, que esté a favor de la pérdida del poder adquisitivo de nuestro dinero, que es la pérdida del poder adquisitivo de nuestro trabajo, que viola el derecho de propiedad privada. ¿Es correcto?
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