En el mundo socioeconómico todo tiene una causa y un efecto. Haciendo a un lado las causas de fuerza mayor: terremotos, inundaciones, etcétera, que se encuentran fuera del alcance del hombre, todo avance o disminución en el proceso económico de un pueblo, tiene su origen en el comportamiento de sus ciudadanos y dirigentes.
Roma fue grande por su pueblo y gobierno y Roma cayó por los romanos. Los fenómenos económicos se han cubierto, a través de la historia, con una serie de mitos y deformaciones tendientes a satisfacer ideologías de uno u otro bando o a justificar partidos y gobernantes.
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