Inflación subyacente, ¿tramposa?

La meta de inflación fijada por las autoridades monetarias (¿es correcto que ellas mismas fijen la meta de inflación?, ¿es correcto tener una meta de inflación, es decir, procurar la pérdida en el poder adquisitivo del dinero?) es del 3 por ciento anual, más menos un punto porcentual de margen de error, por lo que la máxima inflación aceptable es del 4 por ciento, meta que no se ha conseguido, lo cual cuestiona la eficacia de la política monetaria. Sumamos ya 19 meses consecutivos, de enero del 2017 al julio del 2018, con la inflación ubicándose por arriba de los 4 puntos porcentuales. En ese período la inflación promedio anual fue del 5.68 por ciento, con la mayor en diciembre de 2017, 6.77, y la menor en mayo del 2018, 4.51.

A quienes cuestionamos la eficacia de la política monetaria, tomando como punto de partida el comportamiento del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), con el que se calcula la inflación general (IG), se nos dice que, para tener una idea más clara de dicha eficacia, debemos tomar en cuenta, no la IG sino la inflación subyacente (IS) que, y cito del comunicado del Banco de México, “se obtiene eliminando del cálculo del INPC los bienes y servicios cuyos precios son más volátiles, o bien que su proceso de determinación no responde a condiciones de mercado. Así, los grupos que se excluyen en el indicador subyacente son los siguientes: agropecuarios y energéticos y tarifas autorizadas por distintos órdenes de gobierno”. El resultado es que, con la misma tendencia, la IS resulta menor que la IG.

Por ejemplo. En julio la IG fue 4.81 por ciento, por arriba de la meta de inflación, y la IS fue 3.63, por debajo. ¿Qué pasó con la IS a lo largo de los últimos 19 meses, en los cuales la IG se ubicó por arriba de los 4 puntos porcentuales, promediando 5.68 por ciento? Entre enero de 2017 y julio de 2018 la IS promedió 4.40 por ciento, menor que la IG, pero también por arriba de la máxima inflación aceptable.

En lo que va del 2018 sumamos ya cuatro meses, de abril a julio, con la IS dentro de los límites de la meta de inflación: abril, 3.71 por ciento; mayo, 3.69; junio, 3.63; julio, 3.63, por lo que, quienes afirman que debe ser la IS y no la IG el indicador para medir la eficacia de la política monetaria, dicen que, por lo menos en los últimos cuatro meses, las autoridades monetarias han cumplido, que la política monetaria ha sido eficaz. De acuerdo, pero la pregunta es hasta qué punto la IS, como variable para medir la eficacia de la política monetaria, no resulta tramposa.

¿Por qué la pregunta? Porque la IS no contempla los bienes y servicios cuyos precios son más volátiles, volatilidad que puede darse tanto a la alza como a la baja, pero que se mueven, más que el resto, tanto a la alza como a la baja, perjudicando en el primer caso a los consumidores y beneficiándolos en el segundo. ¿No se trata de una variable acomodadiza?

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Arturo Damm Arnal

Estudié economía, filosofía y derecho. Liberal. Profesor universitario. Periodista. Conferencista. Colaborador de @LaRazon_mx y @adn40 .