Durante el segundo trimestre del año, comparando con el segundo trimestre del año anterior, la producción de bienes y servicios, variable con la que se mide el crecimiento de la economía, decreció 18.7 por ciento, la mayor caída de la historia, con la que se sumaron cinco trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Sin embargo, en junio, después de nueve meses de crecimiento negativo, la producción de bienes y servicios creció 8.9 por ciento, lo cual, de haberse mantenido el crecimiento en julio y agosto, y de mantenerse en los próximos meses, habrá significado que tocamos fondo, que dejamos de hundirnos, y que empezamos a nadar hacia la superficie. ¿Cuánto tardaremos en salir a flote? La respuesta depende de qué entendamos por “salir a flote”, por recuperación.
La semana pasada The Economist presentó un estudio, comparando varios países, México incluido, en el cual se concluye que será hasta el segundo trimestre de 2025 cuando la economía mexicana recupere el nivel que tenía antes de que iniciara la recesión. El nivel, ¿de qué? De la tasa de crecimiento de la producción de bienes y servicios, del Producto Interno Bruto, del PIB, momento de preguntar si esa variable, la tasa de crecimiento del PIB, es la correcta para medir el tiempo de la recuperación. ¿Lo es?
Recuperación: volver a estar como estábamos antes del inicio de la recesión. ¿En función de qué? Hay tres posibilidades: (i) en función de la tasa de crecimiento del PIB (¿qué tan rápido o lento crece el tamaño del pastel?); (ii) en función del nivel del PIB (¿de qué tamaño es el pastel?); (iii) en función del nivel del PIB por habitante (¿de qué tamaño sería la rebanada de pastel, que le tocaría a cada uno, si se repartiera de manera igualitaria?). La manera correcta de medir la recuperación es la tercera, en función del PIB por habitante, no del PIB, no de la tasa de crecimiento del PIB.
La recesión comenzó en el cuarto trimestre de 2018, consecuencia del Efecto 4T, mucho antes de que apareciera el Efecto Covid. Según estimaciones de @econokafka, presentadas en @Arena_Publica, en 2018 el PIB por habitante fue de 148 mil 479 pesos. Supongamos que la economía decrece este año diez por ciento. ¿De cuánto sería el PIB por habitante? De 130 mil 733 pesos, 11.9 por ciento menor que el de 2018. Suponiendo, para lo que restará del sexenio, de 2021 a 2024, un crecimiento promedio anual del 2.2 por ciento, terminaríamos en 2024 con un PIB por habitante de 137 mil 735 pesos, todavía 7.2 por ciento por debajo del de 2018. Si estas estimaciones resultan correctas, la recuperación no se dará en este sexenio. Y la culpa no será solamente del Efecto Covid, sino del Efecto 4T, que seguirá presente una vez que aquel haya desaparecido.
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