Zonas libres, país libre

En el último Pesos y Contrapesos hice un primer comentario en torno a la carta de AMLO a Trump, centrando la atención en tres temas: el comercio entre mexicanos y estadounidenses como esencia de la relación bilateral; la renegociación del TLC y su importancia para atraer hacia México inversiones directas, de las cuales depende el crecimiento de la economía; la intención de AMLO de incrementar las inversiones gubernamentales en infraestructura que servirán para impulsar las inversiones privadas, de las que dependen la producción de bienes y servicios, la creación de empleo, la generación de ingresos y , al final de cuentas, el bienestar de las familias. Hoy centro la atención en otra de las intenciones de AMLO: la creación de zonas libres en algunas regiones del país.

 

Lo cito: “Se creará un corredor económico y comercial en el Istmo de Tehuantepec (…) Toda esa franja del Istmo se convertirá en zona libre o franca”, pero no será la única ya que, además, “fomentaremos el desarrollo a lo largo de los tres mil ciento ochenta y cinco kilómetros de frontera con Estados Unidos y allí se creará una zona libre o franca para promover la inversión, el desarrollo productivo y tecnológico, así como la creación de empleos (…) se van a recorrer las aduanas mexicanas hacia el sur, tierra adentro, de veinte a treinta kilómetros de la línea divisoria; en (esa) zona libre o franca se reducirá el Impuesto sobre la Renta (ISR) a 20 por ciento; el Impuesto al Valor Agregado (IVA) será del 8 por ciento en promedio, la mitad de lo que se cobra en la actualidad (…) en las ciudades fronterizas de México se aplicará la misma tasa impositiva que en el lado estadounidense (…); se reducirán Impuestos Especiales a la Producción y Servicios (IEPS) para establecer tarifas y precios de gasolina, diésel y electricidad, iguales a los de los Estados Unidos; desde el 1 de enero de 2019, en toda la zona libre de la franja fronteriza, se aumentará el salario mínimo a cuando menos el doble de lo estipulado en la actualidad”.

Lo criticable de las zonas francas no es que se las libere de los lastres y obstáculos impuestos por el gobierno, ¡qué bueno!, sino que son zonas privilegiadas que implican un trato distinto hacia los ciudadanos, favoreciendo a unos y perjudicando a otros. Ejemplo: si se bajan los impuestos en la frontera norte, y no se recorta el gasto, ¿quién paga la diferencia? Los demás contribuyentes.

No se trata de crear zonas libres sino un país libre, algo que México dista mucho de ser, sobre todo en materia económica. Según el Índice de Libertad Económica 2018, de la Fundación Heritage, México ocupa, en tan importante materia, el lugar 63 entre 170 naciones, con una calificación de 6.5 sobre 10. El objetivo debe ser, no liberar económicamente ciertas regiones, sino a todo el país. Lo que beneficiará a determinadas zonas, ¿no favorecerá también al resto del territorio nacional?

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Arturo Damm Arnal

Estudié economía, filosofía y derecho. Liberal. Profesor universitario. Periodista. Conferencista. Colaborador de @LaRazon_mx y @adn40 .