El concepto renta hace referencia a la diferencia entre el mayor precio que un oferente cobra por no estar sujeto a toda la competencia a la que podría estar sujeto y el menor precio que cobraría si estuviera sujeto a la mayor competencia posible.
La renta ocasiona redistribución del ingreso del comprador hacia el vendedor, elevando la rentabilidad del segundo y reduciendo el bienestar del primero, por lo que resulta económicamente ineficaz: todo lo que reduce el bienestar de los consumidores es ineficaz y todo lo que lo eleva eficaz. Cualquier política económica debe evaluarse desde la perspectiva de su impacto, no en la rentabilidad de las empresas, sino en el bienestar de los consumidores.
La renta, tal y como la definí en el primer párrafo, siempre es el resultado de algún privilegio otorgado por el gobierno a algún productor u oferente, mismo que debe eliminarse a favor del bienestar de los consumidores del bien o servicio del que se trate. Tal eliminación debe ser parte central de la estrategia de competencia de cualquier gobierno.
La Comisión Federal de Competencia Económica, COFECE, dio a conocer el Estudio sobre el impacto que tiene el poder de mercado en el bienestar de los hogares, del cual se concluye que “los hogares mexicanos pierden, en promedio, 16 de cada 100 pesos de su ingreso como consecuencia de los sobreprecios que genera el poder de mercado sobre 12 bienes y servicios de consumo generalizado y de alta demanda”, entre los que se encuentran tortilla de maíz, pan, pollo y huevo, carne de res, carnes procesadas, lácteos, frutas, verduras, bebidas no alcohólicas, medicamentos, transporte foráneo de pasajeros y materiales de construcción, bienes “en los que encontró que existe un sobreprecio promedio de 98 por ciento, resultado del poder de mercado que prevalece en estos productos”, poder de mercado que se define como aquella condición en la cual un oferente cobra un precio mayor que el que cobraría si en el mercado del que se trata hubiera la mayor competencia posible, poder de mercado que surge solamente si el gobierno impide que haya la mayor competencia posible, es decir, si no permite que todo aquel, nacional o extranjero, que quiera participar, ya sea produciendo y ofreciendo, ya sea importando y ofreciendo, lo pueda hacer. Allí donde hay poder de mercado hay una intervención indebida del gobierno en dicho mercado.
El estudio de la COFECE concluye que la obtención de rentas a favor de los oferentes “afecta en mayor medida a las familias más pobres, pues la pérdida en su ingreso es de 31 por cada 100 pesos, cifra que es 4.4 veces mayor respecto a lo que pierden las familias con más recursos”, lo cual confirma lo que ya se sabía: que los precios elevados, así como el alza de precios, afecta más a quien menos tiene.
En esta materia, a favor del bienestar del consumidor, hay mucho por hacer. ¿Se hará?
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