Hay propuestas de la coalición Juntos Haremos Historia contradictorias. Pongo el ejemplo que ya mencioné anteriormente: la intención de manipular precios, imponiendo máximos, fijados por debajo del precio de equilibrio, o imponiendo mínimos, los llamados precios de garantía, fijados por arriba del precio de equilibrio. Con relación al precio de un bien, o se fija uno máximo, o se fija uno mínimo, pero imposible fijar uno máximo y uno mínimo al mismo tiempo. Sin embargo, seguramente por falta de coordinación entre ellos, esto es lo que pretenden algunos integrantes de la coalición Juntos Haremos Historia.
Por un lado tenemos la intención de López Obrador, el candidato presidencial de la coalición, de fijar precios mínimos (por arriba de los de equilibrio) al maíz, frijol, arroz, trigo, sorgo, leche, carne de res y cerdo, pollo, huevo y pescado, lo cual, si realmente son mínimos, generaría sobreoferta, perjudicando a los oferentes que a ese precio no encontrarían demandantes, lo cual presionaría los precios a la baja.
Por el otro está el propósito del senador Benjamín Robles Montoya, miembro de la coalición, de fijar precios máximos (por debajo de los de equilibrio) a los alimentos de consumo popular, entre los cuales están al maíz, frijol, arroz, trigo, sorgo, leche, carne de res y cerdo, pollo, huevo y pescado, lo cual, si realmente son máximos, generaría escasez, perjudicando a los demandantes que a ese precio no encontrarían oferentes, lo cual presionaría los precios a la alza.
Consideremos uno de los muchos posibles casos, el del maíz, producto de consumo popular, a cuyos productores López Obrador pretende beneficiar garantizándoles un precio mínimo, por debajo del cual nadie podría comprar, y a cuyos consumidores Benjamín Robles Montoya desea favorecer garantizándoles un precio máximo, por arriba del cual nadie podría ofrecer. ¿Pueden imponerse los dos precios al mismo tiempo? Obviamente no.
Si se impone un precio mínimo, por arriba del precio de equilibrio, se genera sobreoferta: a ese precio los consumidores demandan una cantidad menor a la ofrecida, presionando el precio a la baja. Si se ha de mantener el precio mínimo entonces el gobierno debe comprar la cantidad ofrecida que los consumidores no están dispuestos a comprar.
Si se impone un precio máximo, por debajo del precio de equilibrio, se genera escasez: a ese precio los consumidores demandan una cantidad mayor a la ofrecida, presionando el precio a la alza. Si se ha de mantener el precio máximo entonces el gobierno debe ofrecer la cantidad demandada que los vendedores no están dispuestos a ofrecer.
Dado que, con relación al mismo bien, no puede fijarse un precio máximo y uno mínimo al mismo tiempo, ¿cuál debe fijarse? Ninguno. El precio correcto es el que fijan oferentes y demandantes sin ninguna intervención del gobierno. Es el único que no genera escasez o sobreoferta.
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