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“Ódienlo más”: El 80% de la población mundial terminará por adoptar al bitcoin.

A pesar de sus detractores – en especial autoridades financieras y monetarias-, la gran mayoría de la población mundial acabará por adoptar al bitcoin, o al menos, eso es lo que ha encontrado el estudio que comentaremos más adelante.

En este espacio, le adelantamos, vamos a ampliar esa percepción y a adaptarla: la gran mayoría de la gente en el mundo acabará por utilizar al bitcoin y/o a otras formas de criptomonedas privadas u oficiales. Así será.

De acuerdo con Forbes, aunque el bitcoin procesa actualmente sólo unas siete transacciones por segundo en comparación con las 1,700 de Visa y las 5,000 de MasterCard, esto está por cambiar en los próximos años. Coincidimos.

Y es que según un análisis realizado por la empresa de infraestructura blockchain Blockware Solutions, el 80 por ciento de la población mundial adoptará el bitcoin en la década de 2050. Parece una fecha lejana pero no lo es tanto, y a lo largo del camino la adopción irá avanzando consistentemente.

Pero ¿cómo llegó a ese resultado? Por las llamadas “curvas de adopción”.

Las curvas de adopción describen el ciclo de vida sociológico de una determinada tecnología o concepto. Aunque la tecnología en cuestión puede ser diferente, el comportamiento humano natural y la dinámica sociológica se repiten.

En todas las grandes disrupciones tecnológicas el ritmo de adopción parece lento al principio porque un nuevo producto tiene una penetración mínima en el mercado hasta que llega a un punto de inflexión y acelera a través de una fase de crecimiento exponencial.

La resistencia al cambio y el temor a lo nuevo suelen ser una constante en las personas, pero poco a poco, sobre todo los más jóvenes y los más atrevidos entre los mayores, van adoptándolos hasta que el uso se vuelve generalizado. Un proceso más o menos como sigue:

  1. En los primeros años, un pequeño grupo de personas tienen los conocimientos especializados para captar el valor de la nueva tecnología. La especialización de los conocimientos y, por tanto, la convicción de este grupo concentrado de innovadores constituye la base de la adopción. En esta etapa la tecnología todavía está en su fase inicial y la penetración en la sociedad es tan baja que pocos saben que existe todavía.
  2. Después de los innovadores, el siguiente grupo es el de los primeros en adoptar la tecnología. A menudo se trata de mentes muy abiertas que tienen conexiones directas o indirectas con los innovadores. Los primeros adoptantes suelen enfrentarse a un intenso escrutinio y a la oposición de personas ajenas a la empresa. Los datos sugieren que la adopción de Bitcoin se encuentra en la segunda mitad de esta fase de adopción temprana.
  3. Después de la fase de adopción temprana, la tecnología alcanza la aceleración más rápida de adopción; el punto exponencial de la curva “S” de adopción. Aquí es donde la tecnología empieza a recibir una atención generalizada y a ser conocida por la mayoría de los tecnólogos de todo el mundo. Lentamente, y luego de forma repentina.
  4. La etapa de la mayoría tardía es cuando la tecnología se convierte en la corriente principal, y los hogares e individuos cotidianos conocen el concepto. En esta fase, la tecnología empieza a alcanzar la saturación, y el único grupo que queda por adoptar son los rezagados, que avanzan muy lentamente.

Al hacer las comparaciones con tecnologías disruptivas como el auto, la radio, el Internet, el teléfono inteligente, las redes sociales, entre otras, Blockware Solutions encuentra que todas las tecnologías disruptivas siguen un patrón similar de curva S exponencial, pero la velocidad de adopción se ha ido acelerando con el tiempo.

Las tecnologías más nuevas, basadas en la red siguen adaptándose mucho más rápido de lo que el mercado espera, por lo que no sería sorpresa si el proceso en vez de llevar a su “techo” de adopción hacia la década de los 2050, ocurre varios años antes. Ya veremos.

Ahora bien. Aunque la velocidad de adopción de cada una de estas tecnologías difiere, una cosa es cierta: Una vez que la adopción alcanza el 10 por ciento de la población, el crecimiento se vuelve parabólico a medida que la penetración pasa de los “primeros adoptantes” a la “mayoría temprana”, y finalmente a la “mayoría tardía”.

Blockware Solutions predice que la adopción global de Bitcoin superará el 10 por ciento en el año 2030. Después de eso, el crecimiento podría ser parabólico, llegando a alcanzar el 80 por ciento de la población en la década de 2050 o incluso antes.

“Creemos que la adopción de Bitcoin alcanzará la saturación más rápido que muchas de estas tecnologías por las siguientes razones: incentivos monetarios directos para adoptar, final del entorno macro y rieles de crecimiento de la adopción siendo Internet; y el estado más eficiente de difusión de información en Internet”, indica el análisis.

En el siguiente gráfico pueden ver en verde el porcentaje potencial de la población mundial que usaría al bitcoin, y en rojo, dónde estamos ahora.

Pero como le decíamos al inicio de este artículo, en lo personal consideramos que si bien el bitcoin podría seguir siendo la criptomoneda descentralizada predominante, es indudable que habrá otras nuevas – privadas, descentralizadas y gubernamentales- que también serán lanzadas y utilizadas. Es decir, en el fondo lo más importante es que la tecnología financiera en la que se basan las “criptos” será la que termine siendo adoptada por la gran mayoría.

Eso sí: habrá que mantener los ojos bien abiertos y atentos, porque ese mismo público usuario deberá defender “con uñas y dientes” su derecho a utilizar la criptomoneda que le plazca en su vida diaria y no sólo las oficiales.

Tenga por seguro que los gobernantes de todas partes del mundo querrán obligarnos a usar sólo su “cripto- dinero” oficial para rastrear así hasta el último de nuestros movimientos y vulnerar así nuestro derecho a la privacidad. De nosotros dependerá que nos dejemos o no.

Guillermo Barba

Guillermo Barba es licenciado en economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster en Economía de la Escuela Austríaca por la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) de Madrid, España. Es un profesional formado además en las teorías de la Nueva Escuela Austríaca de Economía (NASOE, por sus siglas en inglés), fundada por el Prof. Antal Fékete.