Desconfianzas

Las actividades económicas oscilan entre dos extremos. Por un lado la producción de bienes y servicios, que depende de las inversiones directas de los empresarios, que a su vez dependen de su confianza. Por el otro el consumo, que depende de las necesidades de las personas, de sus ingresos y de su confianza. La variable que aparece en los dos extremos es la confianza: de los empresarios, el inicio, de los consumidores, al final.

Las presiones recesivas sobre la actividad económica pueden generarse, ya por el lado de la producción, si la confianza de los empresarios disminuye o se vuelve desconfianza; ya por el lado del consumo, si la confianza de los consumidores disminuye o se vuelve desconfianza; ya por el lado de la producción y del consumo, si la confianza de los empresarios y los consumidores disminuye o se vuelve desconfianza.

Si hay desconfianza entre los empresarios estos decidirán invertir menos o no invertir, lo cual frenará la producción y, dado que la producción es la variable con la que se mide el crecimiento, también detendrá el crecimiento.

Si hay desconfianza entre los consumidores estos decidirán consumir menos, y por lo tanto demandar menos bienes y servicios, lo cual puede ocasionar sobreoferta, razón por la cual disminuiría la producción, disminuyendo también el crecimiento.

Lo mejor es que tanto por el lado de la producción, como del consumo, haya confianza, lo cual puede generar un círculo virtuoso. Lo peor es que tanto por el lado de la producción, como del consumo, haya desconfianza, lo que puede ocasionar un círculo vicioso: menor confianza o más desconfianza de los consumidores igual a menor demanda por bienes y servicios; menor confianza o más desconfianza de los empresarios igual a menos inversión directa, menos producción de bienes y servicios, menos creación de empleos y menos generación de ingresos, lo cual puede ocasionar menor confianza o más desconfianza en los consumidores, y así nos vamos de desconfianza en desconfianza.

Si lo anterior es cierto entonces debe preocuparnos cómo anda la confianza de los empresarios y consumidores en México.

Según el Índice de Confianza Empresarial del INEGI (entre 0 y 50 puntos hay desconfianza, entre 50 y 100 confianza), en septiembre el mismo se ubicó en 50.4 unidades (confianza) para, un mes después, en octubre, ubicarse en 49.8 unidades (desconfianza).

Según el Índice de Confianza del Consumidor del mismo INEGI (entre 0 y 50 puntos hay desconfianza, entre 50 y 100 confianza), en septiembre el mismo se ubicó en 44.9 unidades (desconfianza) para, un mes después, en octubre, ubicarse en 43.9 unidades (mayor desconfianza).

¿Qué tenemos? Desconfianza, tanto por el lado de la producción, como del consumo. La peor combinación posible.

E-mail: arturodamm@prodigy.net.mx

Twitter: @ArturoDammArnal

6 de noviembre de 2019

Arturo Damm Arnal

Estudié economía, filosofía y derecho. Liberal. Profesor universitario. Periodista. Conferencista. Colaborador de @LaRazon_mx y @adn40 .