Las condiciones generales de una economía dependen de su dinamismo y estabilidad: del comportamiento de la producción de bienes y servicios, en los que consiste la riqueza (dinamismo), y del comportamiento del poder adquisitivo del dinero, que es el medio de intercambio de la misma (estabilidad).
El dinamismo y la estabilidad de la economía mexicana dejan mucho que desear. La estabilidad se perdió al inicio de los setentas del siglo pasado, cuando se empezó a disparar la inflación, y el dinamismo al comienzo de los ochenta, cuando perdimos el crecimiento elevado. Ambas pérdidas se debieron a las malas decisiones que, en materia económica, se tomaron durante la Docena Trágica, los sexenios de Luis Echeverría (1970 – 1976) y José López Portillo (1976 – 1982).
Algo se hizo, a partir del sexenio de Salinas de Gortari, para estabilizar (por ejemplo: otorgarle la autonomía al Banco de México), y dinamizar la economía (por ejemplo: el TLC con Estados Unidos y Canadá). Algo se logró en materia de estabilización (la inflación bajó), y prácticamente nada se consiguió en materia de dinamización (el crecimiento promedio de la economía no aumentó), todo ello producto del pragmatismo liberalizante, que dio como resultado, entre otras cosas, un capitalismo de compadres, pero no del liberalismo, que hubiera resultado en una verdadera economía de mercado, sobre todo en el sentido institucional del término, siendo de mercado, en tal sentido, las economías en las cuales los derechos a la libertad individual para producir, ofrecer y vender, y a la propiedad privada sobre los medios de producción, necesarios para poder producir, ofrecer y vender, están plenamente reconocidos, puntualmente definidos y jurídicamente garantizados, algo que no sucede en México (véanse, para empezar, los artículos 25 y 28 de la Constitución). Hoy, con la 4T, esos derechos están más amenazados que antes.
Entre los temas que debemos discutir para dinamizar y estabilizar la economía hay dos que considero indispensables, uno relacionado con la cuestión monetaria, el otro con la materia tributaria. Primero: ¿es correcto que el Banco de México tenga metas de inflación, que deba permitir o causar la pérdida en el poder adquisitivo del dinero, que es la pérdida en el poder adquisitivo del trabajo? Segundo: ¿cuáles son las ventajas y desventajas del impuesto único (ni uno más), homogéneo (la misma tasa en todos los casos), universal (sin ninguna excepción, ni de objeto ni de sujeto), no expoliatorio (destinado a financiar sólo las legítimas tareas del gobierno), a la compra de bienes y servicios para el consumo final (no al ingreso, no a la propiedad)?
Temas que deben discutirse. Temas que no se van a discutir.
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