El Coneval publicó el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2022, con datos de 2018 y 2020. Comparando 2020 con 2018 esto es lo más preocupante: incremento del 22.86% de la población cuyo ingreso no alcanzó para comprar la canasta básica alimentaria; aumento del 21.43% de la población en condición de pobreza extrema; alza del 11.25% en la población cuyo ingreso no alcanzó para comprar la canasta básica general.
El Coneval mide la pobreza de manera multidimensional. En primer lugar, por carencia de ingresos: no se generan, gracias al trabajo propio, ingresos suficientes para satisfacer correctamente las necesidades, comenzando por las básicas, aquellas que, de quedar insatisfechas, atentan contra la salud, la vida y la dignidad de las personas (sí, la pobreza coloca al ser humano en una condición indigna). En segundo término, por carencias sociales: rezago educativo; acceso a servicios de salud; acceso a la seguridad social; calidad y espacio de la vivienda; acceso a servicios básicos de vivienda; acceso a alimentación nutritiva y de calidad, considerados derechos de desarrollo social.
Para superar la pobreza se necesita superar ambas carencias, y la superación de las carencias sociales debe depender de la superación de la carencia por ingresos: debe generarse, gracias al trabajo propio, ingreso suficiente para acceder, gracias a la generación personal de ingreso, no a la redistribución gubernamental del mismo, a alimentación, atención médica y educación adecuadas (los tres pilares de la formación de capital humano), y vivienda y servicios básicos de vivienda adecuados, lo cual haría que la seguridad social, en muy buena medida, saliera sobrando, sobre todo si por ella se entiende, según la definición del Coneval, el “derecho humano que tiene como objetivo el bienestar personal y social, y que comprende un conjunto de transferencias y servicios de carácter solidario que protegen a los individuos y las colectividades ante riesgos sociales; que reducen la vulnerabilidad social; y promueven la recuperación ante las consecuencias de un riesgo social materializado, dignificando así las distintas etapas de la vida, y promoviendo la inclusión y el reconocimiento de la diversidad social”, seguridad social que, como la definición lo dice, implica la redistribución gubernamental del ingreso, con el gobierno quitándole a Juan lo que, por ser producto de su trabajo, su ingreso, es suyo, para darle a Pedro lo que, por no ser producto de su trabajo, no es su ingreso, no es suyo, redistribución que es expoliación legal, ¡la principal tarea del gobierno!
Según el informe del Coneval, en 2020 el 9.3% del gasto del Gobierno Federal se destinó a financiar las tareas propias del gobierno. El 26.2% a desarrollo económico. El 64.2% (prácticamente dos de cada tres pesos) a desarrollo social, que es gasto social, que es redistribución gubernamental del ingreso.
Si aceptamos que la persona debe vivir gracias al trabajo propio, superar la pobreza, definida como la incapacidad para generar, gracias al trabajo propio, ingreso suficiente que permita superar las llamadas carencias sociales, que siempre son personales, se requiere eso, generación personal de ingreso, no redistribución gubernamental del mismo.
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