La inflación es la pérdida en el poder adquisitivo del dinero: al paso del tiempo, con la misma cantidad, se compra una menor cantidad de los mismos bienes y servicios, lo cual dificulta minimizar lo más posible la escasez o, dicho de otro modo, maximizar lo más posible el bienestar, que depende de la cantidad, calidad y variedad de los satisfactores de los que se dispone.
La pérdida del poder adquisitivo del dinero es, también, la pérdida del poder adquisitivo del trabajo: Si el trabajo se paga con dinero, y éste pierde poder adquisitivo, entonces es el trabajo el que lo pierde, lo cual quiere decir que, con la misma cantidad de trabajo, al paso del tiempo, se compra una menor cantidad de los mismos bienes y servicios, aumentando la escasez y reduciéndose el bienestar, lo contrario de lo que debe ser.
El que la inflación sea la pérdida del poder adquisitivo del dinero, y por ello del poder adquisitivo del trabajo, tiene que ver no solo con la eficacia, siendo económicamente eficaz lo que reduce la escasez y aumenta el bienestar, siendo el resultado de la inflación, ceteris paribus, lo contrario: aumento de la escasez y disminución del bienestar. También tiene que ver con la justicia, siendo éticamente justo lo que respeta los derechos de las personas, comenzando por el derecho a la propiedad, y por lo tanto el derecho a la propiedad sobre el producto del trabaja, y por lo tanto el derecho a la propiedad sobre el del poder adquisitivo íntegro del trabajo, mismo que la inflación, y los bancos centrales que la permiten o provocan, viola, por lo que debe ser considera un delito, sobre todo si por tal entendemos lo que viola los derechos de las personas, siendo uno de ellos el derecho a la propiedad (tema sobre el cual está escribiendo un libro Ricardo Manuel Rojas, de quien podemos ir leyendo, La propiedad, una visión multidisciplinaria e integradora, y La supresión de la propiedad como crimen de lesa humanidad, en coautoría con Vanesa Rondón).
En México el poder político nos quita de dos maneras. El gobierno, cobrándonos impuestos, nos quita dinero. El Estado (el Banco de México es el banco central, no del gobierno, sino del Estado mexicano), permitiendo o generando inflación, le quita poder adquisitivo a nuestro dinero (porque la inflación o la genera o la permite el banco central, no habiendo manera de negar su responsabilidad en el asunto). Ya sea que se nos quite dinero, o que se le quite poder adquisitivo a nuestro dinero, algo se nos quita, violándose nuestro derecho a la propiedad, lo primero relacionado con los impuestos, lo segundo con la inflación.
(Si tenemos derecho al producto íntegro de nuestro trabajo, y lo tenemos, entonces hay que encontrar la justificación correcta al cobro de impuestos, por el cual el gobierno nos obliga a entregarle parte de ese producto. Aquí una primera aproximación al tema: http://www.asuntoscapitales.com/documentos/propiedad_privada.pdf).
La inflación no es solo un asunto de ineficacia económica (aumenta la escasez y disminuye el bienestar), también lo es de injusticia ética (viola el derecho de propiedad al poder adquisitivo íntegro del trabajo), razones más que suficientes para que, de entrada, el Banco de México no tenga meta de inflación, tema que deberíamos estar discutiendo seriamente.
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