AMLO ha dicho que la meta de crecimiento para la economía mexicana durante su sexenio es del 4 por ciento anual, meta difícil de alcanzar (la economía mexicana suma ya 35 años con un crecimiento promedio anual del 2.3 por ciento), pero no imposible. Vale la pena comenzar haciendo dos preguntas: ¿de qué depende el crecimiento de la economía? y ¿qué papel debe desempeñar el gobierno en todo ello?
El crecimiento de la economía se mide por el comportamiento de la producción de bienes y servicios para el consumo final, el Producto Interno Bruto, PIB, que depende de las inversiones directas, que son las que se llevan a cabo, precisamente, para producir bienes y servicios, crear empleos y generar ingresos, que a su vez dependen de la competitividad del país, definida como la capacidad de una nación para atraer, retener y multiplicar inversiones directas. A mayor competitividad más inversiones directas, a más inversiones directas mayor producción de bienes y servicios, y a mayor producción de bienes y servicios mayor crecimiento de la economía. ¿De qué depende, en última instancia, el crecimiento de la economía? De la competitividad del país.
¿De qué manera debe el gobierno contribuir al crecimiento de la economía? Una primera respuesta puede ser: invirtiendo directamente, como lo hace por medio de las llamadas empresas productivas del Estado, dejando de ser gobierno para convertirse en empresario, tarea que no le corresponde, razón por la cual, por lo general, la realiza de mala manera. Entonces, si no es invirtiendo directamente, ¿cómo puede el gobierno contribuir al crecimiento de la economía? Reforzando la competitividad del país, competitividad que en México deja mucho que desear.
Según el Índice de Competitividad Global 2017-2018, del Foro Económico Mundial, México ocupa, entre 137 países, el lugar 51, con una calificación, en escala de cero a diez, de 6.3. Los factores más problemáticos para invertir directamente en México son: corrupción, con el 20.2 por ciento del total; criminalidad, con el 12.9; ineficiencia de la burocracia gubernamental, con el 12.2; tasas impositivas, con el 9.2; regulaciones tributarias, con el 7.5 por ciento del total. Estas cinco variables, que limitan seriamente la competitividad de México, suman el 62 por ciento del total de los factores más problemáticos para invertir directamente en el país, y todos comparten un común denominador: son responsabilidad del gobierno, por lo que, si el gobierno de AMLO logra eliminarlos, contribuirá de manera importante a elevar la competitividad del país, condición necesaria para que directamente se invierta más, condición necesaria para que crezca más la producción de bienes y servicios, condición necesaria para que la economía mexicana crezca más, del ser posible al 4 por ciento. El gobierno de AMLO, ¿estará al altura del reto?
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