Uno de los argumentos que ayudó al fortalecimiento de AMLO fue su lucha mediática contra “la mafia del poder”, que la constituían desde su óptica el PRI y el PAN. Lo colocó ante muchos mexicanos como la alternativa a esa mafia.
AMLO va adelante en las encuestas electorales para las próximas elecciones presidenciales. Sus asesores le recomendaron no enfrentarse más con el gobierno ni los priistas, y engrosar las filas de MORENA con todos los descontentos y olvidados por los otros partidos.
Esa posición de reconciliación con todos y ofrecimiento de que no buscará culpables de las desviaciones de miles de millones por funcionarios de la administración saliente, una especie de “borrón y cuenta nueva”, les agradó a muchos priistas, preocupados porque el próximo gobierno investigue los desvíos multimillonarios identificados por la Auditoria Superior de la Federación, analistas y medios de comunicación independientes.
Los priistas, en un lejano tercer lugar de preferencias y ante la posición del candidato del PAN de investigar al actual Presidente de la Republica y a funcionarios corruptos, y encarcelarlos si se encuentran pruebas de sus desvíos, se sienten más cómodos con que llegue al poder el candidato de MORENA que el candidato del PAN, que es el que más se aproxima en preferencias electorales a López Obrador.
A los priistas, de no triunfar su candidato, que cada día se aleja más de esa posibilidad, les conviene que gane MORENA, cuyo candidato dejó ver que será benigno con los corruptos, y así captar el voto de priistas que “ya no quieren queso sino salir de la ratonera”
Ante esa realidad, se configura una alianza emergente en caso de que en los próximos meses sea más clara la imposibilidad de que llegue el candidato del PRI a la Presidencia. Esa asociación sustituiría la supuesta alianza de la “mafia del poder” compuesta por el PRI y el PAN, según AMLO, a la que llamó “PRIAN”, por una alianza de “facto” entre el PRI y MORENA, que ya se conoce como “PRIMOR”, para impedir que el candidato del PAN gane la Presidencia.