Se supone que, con la contrarreforma eléctrica, la electricidad se ofrecerá a un precio justo, cualquier cosa que esto signifique.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que hablar de precios justos es un error, porque lo único que puede ser calificado de justo o injusto es la conducta humana, y los precios no son conducta humana, son razones de cambio, tanto de X por tanto de Y.
Es un error definir a los precios como “lo que cuestan las cosas”, o como “lo que valen las cosas”, porque una cosa es el costo, que puede ser de producción, de oportunidad o de transacción, y otra el precio, de la misma manera que una cosa es el valor de las mercancías, que depende de la utilidad que tengan para cada consumidor (por lo cual ese valor es subjetivo y no hay que confundirlo con la cualidad del bien o servicio para satisfacer necesidades), y otra el precio, cuya definición correcta es “razón de cambio”, tanto de X por tanto de Y, por ejemplo, 199 pesos a cambio de la última novela de David Foenkinos, Dos hermanas, también autor de La biblioteca de los libros rechazados y de Hacia la belleza, novelas que vale el gusto, no la pena, leer.