BANXICO, lo que hay que hacer

Hay legisladores que quieren quitarle la autonomía al Banco de México, que quieren que el gobierno pueda obligarlo a producir dinero y dárselo para que lo gaste, lo cual generaría más inflación, algo que no debe permitirse, para lo cual no solo hay que mantener la autonomía del banco, sino prohibirle que voluntariamente produzca dinero y se lo dé al gobierno, prohibirle que voluntariamente genere inflación.

Leemos, en el artículo 28 constitucional, que “el Estado tendrá un banco central que será autónomo en el ejercicio de sus funciones y en su administración. Su objetivo prioritario será procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, fortaleciendo con ello la rectoría del desarrollo nacional que corresponde al Estado. Ninguna autoridad podrá ordenar al banco conceder financiamiento”.

Dicho artículo debe estar redactado de esta manera: “El Estado tendrá un banco central que será autónomo en el ejercicio de sus funciones y administración. Su único objetivo será preservar el poder adquisitivo de la moneda nacional, lo cual supone una meta de inflación de cero por ciento, condición necesaria para elevar el bienestar de la población. Ninguna autoridad podrá ordenarle producir dinero y dárselo, y por ningún motivo lo hará voluntariamente”.

Tal y como está redactado el artículo 28 constitucional puede ser que, de llegar a la junta de gobierno del Banco de México economistas de inspiración keynesiana, convencidos de que un mayor gasto del gobierno financiado con producción de dinero proveniente del banco central es causa de un mayor crecimiento de la economía, se aplique la receta keynesiana, que consiste en financiar un mayor gasto gubernamental con producción de dinero, todo ello sin necesidad de que el gobierno obligue al banco central a hacerlo. Y economistas de inspiración keynesiana sobran, y más de uno estaría dispuesto a formar parte de la junta de gobierno del banco central.

El problema es que si un banco central produce dinero, y se lo entrega al gobierno para que lo gaste, el mayor gasto gubernamental genera más demanda, y si la oferta no aumenta al paso que la demanda, como sucede cuando el gobierno recurre a la producción de dinero para financiar el incremento en su gasto, el resultado es la inflación, la pérdida en el poder adquisitivo de nuestro dinero, en el poder adquisitivo de nuestro trabajo, en el poder adquisitivo de nuestro ahorro.

El primer problema es que el Banco de México interpreta lo de “procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional” como una inflación anual del 3 por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error, misma que ha dado como resultado, en lo que va del siglo XXI, una inflación acumulada del 106.82 por ciento. Hoy el Banco de México está a favor de la pérdida del poder adquisitivo de nuestro dinero. ¿Aceptable?

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Arturo Damm Arnal

Estudié economía, filosofía y derecho. Liberal. Profesor universitario. Periodista. Conferencista. Colaborador de @LaRazon_mx y @adn40 .