Cuatro son las fuentes de financiamiento del gasto gubernamental: impuestos, deuda, venta de activos y producción de dinero.
La producción de dinero, como fuente de financiamiento del gasto del gobierno, debe estar prohibida, tal y como lo está en nuestro país. En ello consiste la autonomía del Banco de México.
La venta de activos, suponiendo que el gobierno los tenga y los pueda vender, es una fuente de ingresos no recurrente y por ello excepcional.
La deuda puede ser fuente de ingresos gubernamentales siempre y cuando cumpla con este requisito: que los recursos así obtenidos se inviertan productivamente, para que produzcan bienes y servicios cuya venta genere el ingreso para liquidar los pasivos.
Los impuestos son la fuente ordinaria para el financiamiento del gobierno, y su monto dependerá de las tareas que deba realizar: a más tareas más impuestos, y menos ingreso disponible para los ciudadanos; a menos tareas menos impuestos, y más ingreso disponible.
Hoy centro la atención en el tema de la deuda, que ha venido aumentando, manteniéndose una tendencia preocupante.
En noviembre, último mes del sexenio de EPN, la deuda total del sector público federal (DTSPF) sumó 10,731,737 millones de pesos. En enero (todavía no tenemos los datos para febrero), al segundo mes del gobierno de AMLO, sumó 10,800,572 millones de pesos, lo cual dio como resultado un incremento del 0.64 por ciento, no considerable, pero que, como lo escribí en el párrafo anterior, mantiene una tendencia preocupante.
El diciembre de 2012, transcurrido el sexenio de FCH, la DTSPF como porcentaje de los ingresos presupuestarios del sector púbico federal (IPSPF), fue 152.30. Seis años después, en diciembre de 2018, terminado el gobierno de EPN, ese porcentaje fue 211.80. La tendencia a que la DTSPF sea cada vez mayor como porcentaje de los IPSPF es preocupante, y un gobierno responsable (y AMLO no se cansa de decir que en materia de finanzas gubernamentales la suya será una administración responsable), debe revertirla. Primer paso: no contraer más deuda, algo que no se ha hecho.
Además hay que tomar en cuenta lo que dice el artículo 73 de la Constitución, en el sentido de que “ningún empréstito podrá celebrarse sino para la ejecución de obras que directamente produzcan un incremento en los ingresos públicos”, es decir, para invertirse productivamente, con el fin de producir bienes y servicios cuya venta genere los ingresos indispensables para pagar lo que se debe, inversiones productivas que, dicho sea de paso, son tarea propia de las empresas, no del gobierno. ¿Cuánto de la deuda gubernamental cumple con lo que demanda la Constitución? De no ser así, y de mantenerse la tendencia actual, tarde o temprano el gobierno tendrá problemas, y los problemas económicos del gobierno, sobre todo los de deuda, se convierten en problemas económicos generales.
¡Cuidado con la deuda!
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