Entre las muchas declaraciones polémicas que ha hecho AMLO últimamente se encuentra esta: “Vamos a respetar la autonomía del Banco de México para que haya equilibrios macroeconómicos, que no haya devaluación, que no haya inflación (…) Si se dan esos fenómenos no va a ser por culpa del presidente de la República sino por circunstancias externas o por mal manejo de la política financiera que haga el Banco de México, no el gobierno de la República”.
¿Cuáles pueden ser las causas de una crisis económica, que podría incluir devaluación y repunte en la inflación? Tres: factores externos (por ejemplo: la cancelación del TLC de parte de Trump); una mala política monetaria, responsabilidad del Banco de México (por ejemplo: una política monetaria expansionista, que incremente la cantidad de dinero que se intercambia más allá de lo necesario para preservar el poder adquisitivo de la moneda nacional); una mala política fiscal, responsabilidad de la Secretaría de Hacienda y, por lo tanto, del Poder Ejecutivo Federal (por ejemplo: un déficit fiscal, que es la parte del gasto gubernamental que no se financia con impuestos sino con deuda, sobre todo si esa deuda no se invierte productivamente).
Relacionado con las tres posibles causas de una crisis económica lo que dijo AMLO es que, si llegara a darse, con repunte en la inflación y devaluación incluidas, no se debería a un mal manejo de la política fiscal (o de las políticas responsabilidad de la Secretaría de Economía), sino a causas provenientes del exterior, sobre las cuales el Ejecutivo Federal no tiene control, o a causas provenientes del Banco de México, sobre el cual, dada la autonomía del banco central, el Ejecutivo Federal tampoco tiene control, salvo en un caso, el de la política cambiaria, que es una cuña enorme que el Ejecutivo Federal incrusta en la autonomía del Banco de México.
La política cambiaria está a cargo de la Comisión de Cambios, integrada por funcionarios del Banco de México y de la Secretaría de Hacienda, presidida de manera titular por el secretario de Hacienda, quien tiene la última palabra en la materia, lo cual, en ciertos casos, puede comprometer la tarea del Banco de México, que es, tal y como se señala en el artículo 28 de la Constitución, “procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional”, tarea que puede verse comprometida si la Comisión de Cambios ordena una política cambiara que genere presiones inflacionarias, lo cual dificultaría la tarea del banco central, que tendría que evitar que esas presiones inflacionarias se tradujeran en un repunte en la inflación.
Respetar la autonomía del Banco de México, si la intención es seria, y quiero pensar que con AMLO lo es, debe incluir, por lo menos, que la Comisión de Cambios esté presidida por el gobernador del Banco de México y, por lo más, su desaparición. AMLO, ¿estará dispuesto a ello? Lo dudo.
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