La inflación sigue a la baja, lo cual quiere decir que la pérdida en el poder adquisitivo de nuestro dinero, y por lo tanto de nuestro trabajo, es menor. Pero se sigue perdiendo, violándose el derecho a la propiedad privada sobre el poder adquisitivo íntegro de nuestro trabajo. Sí, la inflación tiene una dimensión ética, relacionada con la justicia.
Esta fue la evolución de la inflación anual (comparando cada mes con el mismo mes del año anterior), en los primeros cuatro meses del año: enero, 7.91 por ciento; febrero, 7.62; marzo, 6.85; abril, 6.25. Fue en agosto y septiembre del año pasado cuando se alcanzó, en lo que va del siglo XXI, la mayor inflación anual, 8.70 por ciento.
Esta fue la evolución de la inflación mensual (comparando cada mes con el mes anterior), en los primeros cuatro meses del año: enero, 0.68 por ciento; febrero, 0.56; marzo, 0.27; abril, menos 0.02 (sí, hubo deflación). Fue en marzo del año pasado cuando se alcanzó, en lo que va del siglo XXI, la mayor inflación mensual, 0.99 por ciento.
Así los datos observados. ¿Qué se prevé (suponiendo que realmente pueda verse con anticipación en economía), en materia de inflación? Respondo tomando en cuenta los resultados de la encuesta de abril, del Banco de México, a los especialistas en economía del sector privado, considerando el promedio de las 37 respuestas recibidas. Inflación para 2023, 5.11 por ciento (6.20 la previsión más pesimista, 4.34 la más optimista). Para 2024, 4.06 por ciento (4.90 la previsión más pesimista, 3.11 la más optimista). Para 2025, 3.70 por ciento (4.50 la previsión más pesimista, 3.10 la más optimista). Se prevé que la inflación siga bajado y que sea hasta 2025, con 3.70 por ciento, que se alcance la meta impuesta por el Banco de México, que es tres por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error.
Hablando de la meta de inflación, sumamos ya 26 meses consecutivos, de marzo de 2021 a abril de 2023, con la inflación por arriba de la máxima aceptable, cuatro por ciento, con una inflación promedio mensual del 7.09 por ciento, la menor en marzo de 2021, 4.47 por ciento, la mayor en agosto y septiembre de 2022, 8.70 por ciento.
Según el último anuncio de política monetaria del Banco de México, del 30 de marzo, será hasta el segundo trimestre de 2024, dentro de un año, cuando la inflación se ubique, en 3.70 por ciento, dentro de los límites de la meta, entre dos y cuatro por ciento. De ser así se habrán sumado 37 meses consecutivos con la inflación por arriba de la meta. ¿Qué nos dice esto de la eficacia del banco central para cumplir con su mandato constitucional, que, según el artículo 28 de la Constitución, es “procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda”, lo que en nuestro caso supone mantener la inflación entre el dos el cuatro por ciento?
Entre enero de 1970 y abril de 2023, en México se acumuló una inflación del 1,060,246.15 por ciento. En lo que va del siglo XXI, de enero de 2021 a abril de 2023, la inflación acumulada fue del 165.72 por ciento. ¿Qué le ha hecho el banco central a nuestro dinero, al poder adquisitivo de nuestro dinero, al poder adquisitivo de nuestro trabajo, al derecho de propiedad privada sobre el poder adquisitivo íntegro de nuestro trabajo y de nuestro dinero?
Insisto en la pregunta: ¿es correcto que un banco central tenga metas de inflación?
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