Lo que los gobiernos estadounidense y canadiense pretenden, con toda razón, es que el gobierno mexicano respete el T-MEC, tratado que negoció y firmó voluntariamente, comprometiéndose a respetarlo, lo cual implica respetar los derechos adquiridos por las partes, en este caso empresas privadas extranjeras en lo referente a generar electricidad en México y competir con la CFE, derechos que el gobierno mexicano no ha respetado.
Botón de muestra, relacionado con el otorgamiento de permisos: la Comisión Reguladora de Energía (CRE), se ha negado a conceder los permisos, a los cuales las empresas privadas extranjeras tienen derecho según lo pactado en el T-MEC, para generar electricidad, empresas competidoras de la FCE, limitando la competencia en perjuicio de los consumidores.
Otro botón de muestra, relacionado con el orden en el despacho de la electricidad: según lo pactado en el T-MEC se despachará en primer lugar la electricidad generada por la planta más eficiente, despacho que decide el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), quien le ha dado prioridad al despacho de la electricidad generada por la CFE, que no es la planta más eficiente, limitando la competencia en detrimento de los consumidores.
El reclamo de los gobiernos estadounidense y canadiense tiene que ver con este tipo de violaciones al T-MEC y no supone, como lo quiere hacer creer AMLO, algún reclamo indebido sobre el petróleo. En el capítulo 8 del T-MEC se establece que “México tiene el dominio directo y la propiedad inalienable e imprescriptible de todos los hidrocarburos en el subsuelo del territorio nacional, incluida la plataforma continental y la zona económica exclusiva situada fuera del mar territorial y adyacente a éste, en mantos o yacimientos, cualquiera que sea su estado físico, de conformidad con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”. La causa del reclamo de los gobiernos estadounidense y canadiense no es el petróleo.
AMLO, quien sabe perfectamente bien de qué se trata el reclamo, pero quien, como en muchas otras ocasiones, trata de jalar agua para su molino nacionalista, populista y gobiernista, pretende hacer creer que todo este asunto tiene que ver con alguna intención de empresas estadounidenses y canadienses para quedarse con el petróleo y la electricidad que es de los mexicanos (cualquier cosa que signifique quedarse con el petróleo y la electricidad que es de los mexicanos), lo que no es el caso.
Lo que los gobiernos estadounidense y canadiense pretenden, ante las violaciones que han tenido lugar de parte de las autoridades (en los dos botones de muestra la CRE y la CENACE), es que se respete el T-MEC, y quienes estamos de acuerdo con esta pretensión no estamos a favor de las empresas extranjeros y en contra de la CFE, sino a favor del Estado de Derecho, definido como el gobierno de la ley, gobierno que solo es posible si se respeta la ley. Y el T-MEC, según al artículo 133 constitucional, forma parte de la “Ley Suprema de toda la Unión”.
AMLO dijo que “Estados Unidos y Canadá nos están haciendo un reclamo porque queremos rescatar nuestro petróleo y la industria eléctrica”, lo cual no es cierto. Están reclamando la violación del T-MEC, algo muy distinto. Y AMLO lo sabe.
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