Según la información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, del INEGI, durante el cuarto trimestre de 2021 la Tasa de Desocupación (TD) fue 3.7 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), compuesta por los mayores de 15 años que buscan trabajo. Si lo encuentran son Población Ocupada (PO). Si no lo encuentran, y siguen buscando, son Población Desocupada (PD). Durante el primer trimestre de 2022 fue menor, 3.5 por ciento, lo cual es buena noticia.
Sin embargo, si tomamos en cuenta la que llamo Tasa de Desempleo Real (TDR), ésta aumentó de 16.35 por ciento de la PEA, en el cuarto trimestre de 2021, a 16.52 en el primero de 2022, lo cual es mala noticia. La TDR está compuesta por la PD más la Población No Económicamente Activa Disponible (PNEAD), integrada por quienes no tienen trabajo, necesitan trabajar, pero no lo buscan convencidos de que no lo encontrarán (desempleados desesperanzados), pero si les ofrecieran uno lo aceptarían.
El dato más preocupante de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, del primer trimestre de este año, tiene que ver con la Población en Condiciones Críticas de Ocupación (PCCO), compuesta por quienes trabajan menos de 35 horas a la semana; o más de 35 horas semanales ganando hasta un salario mínimo (172.87 pesos diarios); o más de 48 horas a la semana ganando hasta dos salarios mínimos (345.74 pesos al día). Durante el último trimestre de 2021 la PCCO fue 24.0 por ciento de la PO. A lo largo del primero de este año fue 31.8, un aumento de 7.8 puntos porcentuales, equivalentes al 32.5 por ciento, muestra de la mayor precarización por la que está pasando el empleo en México.
Otra muestra de la precarización del empleo es el porcentaje de la PO que labora en la informalidad, trabajadores que son “laboralmente vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan” o “cuyo vinculo o dependencia laboral no está reconocida por su fuente de trabajo”, según la definición de informalidad laboral del INEGI, porcentaje que durante el cuarto trimestre de 2021 fue 55.8 y que bajó a 55.2 a lo largo del primer trimestre de 2022. Bien por la baja, mal por el elevado porcentaje de PO que trabaja en condiciones de informalidad.
Tres son los retos en materia de empleo en México: (i) crear más empleos; (ii) crear más empleos en el sector formal de la economía; (iii) crear más empleos, en el sector formal de la economía, bien remunerados, todo ello condición necesaria para elevar el bienestar de la gente, que debe depender, no de la dádivas del gobierno, producto de la redistribución gubernamental del ingreso, sino del trabajo formal y bien remunerado de cada quien, que es lo que corresponde, dicho sea de paso, con la dignidad de la persona.
La única manera de enfrentar correctamente el triple reto es por medio de las inversiones directas, que producen bienes y servicios; crean empleos, puesto que para producir alguien tiene que trabajar; generan ingresos, ya que a quien trabaja se le paga por hacerlo, inversiones directas que dependen de la confianza de los empresarios, misma que depende del Estado de Derecho, mismo que la 4T está convirtiendo, cada vez más, en Estado de chueco. Uno de los resultados es la mayor precarización del trabajo: empleos insuficientes, la mayoría en la informalidad, mal pagados.
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