Escribo estas líneassin conocer el resultado de la votación en el Congreso con relación a la contrarreforma eléctrica de AMLO, que tiene como fin hacer de la CFE monopsonio, monopolio y juez y parte.
Monopsonio: solo la CFE podría comprar electricidad a los generadores privados, por lo que estos solo se la podrían vender a la CFE.
Monopolio: solo la CFE podría vender electricidad a los consumidores, por lo que estos solamente podrían comprársela a la CFE.
Juez y parte: se pretende eliminar a la Comisión Reguladora de Energía (¿qué hace?, véase aquí: https://www.gob.mx/cre/que-hacemos) y a la Comisión Nacional de Hidrocarburos (¿qué hace?, véase aquí: https://www.gob.mx/cnh/que-hacemos), que son los árbitros del juego en materia energética, papel que, de desaparecer las comisiones, asumiría la CFE.
De aprobarse la contrarreforma eléctrica algunas de las consecuencias serían: (i) electricidad producida de manera más contaminante; (ii) electricidad producida a mayores costos; (iii) electricidad ofrecida a mayores precios; (iv) más presiones inflacionarias; (v) de subsidiarse el precio de la electricidad, mayores presiones sobre las finanzas del gobierno y, o más impuestos, o más deuda, o más impuestos y más deuda; (vi) menor competitividad del país, es decir, menor capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas, de las que dependen la producción de bienes y servicios, y por lo tanto el crecimiento de la economía, la creación de empleos y la generación de ingresos, empleos e ingresos de los que depende, en buena medida, el bienestar de las personas: (vii) menor competitividad de las empresas que operan en el país, es decir, menor capacidad para, en términos de precios, calidad y servicio, hacerlo mejor que los demás, sobre todo mejor que las empresas transnacionales con las que compiten, tanto en los mercados nacionales como en los extranjeros; (viii) menor bienestar para las familias, tanto por la mayor contaminación, como por los mayores precios de la electricidad, como por las presiones inflacionarias generadas por esos mayores costos de producción y precios de oferta, como por la mayor inflación resultante; (ix) violación de tratados internacionales, comenzando por el T-MEC; (x) violación de la Constitución, aunque haya cuatro magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que no lo consideran así: Arturo Zaldívar Lelo de la Rea, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Juan Luis González Alcántara Carrancá, Loretta Ortiz, Ahlf y Ana Margarita Ríos Farjat, quienes, de manera inexplicable, no ven de qué manera la contrarreforma eléctrica de AMLO viola los artículos 4 (derecho a la protección de la salud y al medio ambiente sano) y 28 de la Constitución (prohibición de monopolios).
Diez malas consecuencias.
Como he mencionado ignorando el resultado de la votación en el Congreso con relación a la contrarreforma eléctrica (¿consiguió Morena, entre los legisladores de la oposición, los 56 votos que le faltaban?), que, como lo expliqué, intenta hacer de la CFE monopsonio y monopolio, partiendo de la creencia de AMLO de que los sectores estratégicos de la economía deben estar en las manos exclusivas del Estado, ser monopolios gubernamentales, aunque el párrafo cuarto del artículo 28 constitucional, ¡increíblemente!, no los considere tales (constitucionalismo ficción).
Quienes están a favor de la contrarreforma consideran, siguiendo el discurso de AMLO, que quienes votaron en contra traicionaron a la patria, y, habiéndole comprado tan absurdo discurso al presidente, quienes están en contra consideran que quienes votaron a favor también traicionaron a la patria, por lo que los unos estarán acusando a los otros de traidores y los otros estarán acusando a los unos de lo mismo.
Hablar de traición a la patria si se votó en contra o a favor de la contrarreforma eléctrica es una tontería que, llevada hasta sus últimas consecuencias, puede resultar peligrosa, sobre todo para los traidores, perfectamente identificables en este caso. (Ya Pablo Gómez quiere castigar a quienes no votamos en la consulta para la revocación).
Lo que importa, en asuntos relacionados con la provisión de bienes y servicios, es, desde el punto de vista ético, la justicia, el respeto al derecho individual para producir, ofrecer y vender, en este caso electricidad, y, desde el económico, la eficacia, la capacidad para ofrecer electricidad al menor precio posible, con la mayor calidad posible, y con el mejor servicio posible, para la realización de actividades económicas que van desde la producción de bienes y servicios hasta su consumo. No hay actividad económica, desde la producción hasta el consumo, que no utilice algún tipo de energía proveniente del petróleo y/o la electricidad. El precio al que se provee dicha energía afecta desde la competitividad de los productores hasta el bienestar de los consumidores.
Hablar de traición a la patria si se votó en contra o a favor de la contrarreforma eléctrica es una tontería. Lo que importa es, desde el punto de vista ético, la justicia, y, desde el económico, la eficacia. Justicia y eficacia siendo que la segunda, como lo muestra la historia y lo demuestra la teoría, depende de la primera.
No creo que Morena haya conseguido los 56 votos que le faltaban para la aprobación de la contrarreforma eléctrica. Y no lo creo porque, si así fue, es un escándalo mayúsculo, como lo es el del diputado priista Carlos Aysa. Pero con nuestros políticos nunca se sabe.
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