Entre enero y febrero los ingresos del sector público resultaron 4.70 por ciento menores, en términos reales, que los programados.
(La manera correcta de analizar el comportamiento de los ingresos no es comparando con el mismo periodo del año anterior, sino con lo originalmente programado para el año. De no lograrse la meta programada es con relación a ella, no al resultado del año pasado, que deberán hacerse los ajustes).
Los ingresos petroleros resultaron 19.47 por ciento menores que los programados. Los no petroleros (tributarios y no tributarios) 1.86.
Los ingresos tributarios (impuestos sobre la renta, al valor agregado, especiales sobre producción y servicios, a las importaciones, a la exploración y extracción de hidrocarburos, otros), resultaron 5.79 por ciento menores que los programados. Los no tributarios (organismos de control presupuestario directo –IMSS e ISSSTE– y empresas productivas del Estado –CFE–), fueron 182.47 por ciento mayores.
De los ingresos tributarios lo recaudado por el Impuesto Sobre la Renta resultó 9.6 por ciento menor al programado. Por el Impuesto al Valor Agregado 4.66 por ciento mayor (sí, mayor). Por los impuestos especiales sobre producción y servicios 11.05 por ciento menor. Por el impuesto a las importaciones 6.96 por ciento menor. Por el impuesto a la exploración y extracción de hidrocarburos 5.33 por ciento menor. Por los demás impuestos que también se recaudaron 21.75 por ciento menor.
Entre enero y febrero la recaudación de impuestos resultó 5.79 por ciento menor que la programada, y una de las preguntas es si, en los diez meses restantes del año (¿qué habrá pasado en marzo y que estará pasando en abril?), se logrará una recaudación mayor que la programada, que permita compensar la caída de enero y febrero sin necesidad de hacer ajustes, ni a la baja por el lado de los gastos, afectando a quienes se “benefician” de los mismos, ni a la alza por el lado de los impuestos, perjudicando a los contribuyentes.
Una menor recaudación puede compensare de varias maneras: (i) reduciendo gastos, (ii) aumentando impuestos, (iii) contrayendo deuda, (iv) vendiendo activos, (v) produciendo dinero. La manera correcta de compensarla es reduciendo gastos, para lo cual el gobierno debe tener la flexibilidad para poder hacerlo. Sin embargo, descontada la producción de dinero, que en México está prohibida para financiar el gasto del gobierno (autonomía del Banco de México), así como la venta de activos, que no tendrá lugar para compensar la menor recaudación, cualquier gobierno, el de la 4T incluido, prefiere recurrir al aumento de impuestos y/o a la contracción de deuda (que a la hora de pagarla se convertirá en más impuestos), que al recorte de su gasto, lo cual quiere decir que ya viene la reforma tributaria.
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