Una persona me señaló que Claudia Sheibaum, seleccionada por AMLO, quien le entregó el “bastón de mando”, dejo ver que él, no los votos ni la democracia, la puso en la presidencia y la controlará durante su gobierno. No estoy de acuerdo con quienes piensan que Claudia será un títere de AMLO.
Al escribir estas líneas todavía AMLO será presidente por unas semanas, y Sheimbaum después la nueva presidenta. Pero hasta tomar posesión, sabremos cuál camino seguirá.
Su alternativa es clara. Si su gobierno sigue por el mismo camino que el anterior, los resultados serán casi los mismos. Decimos casi pues gobernará un país en peores condiciones al que recibió AMLO a finales del 2018: inflación y deuda más alta, un déficit presupuestal más grande, menos crecimiento y una menor confianza de los inversionistas que al principio del gobierno de López Obrador.
La economía actual está más deteriorada que la recibida por AMLO, quien utilizó los últimos días de su gobierno para ajustar cuentas con los críticos, adversarios y el poder judicial, que declaró inconstitucionales varias decisiones suyas que violan la Constitución.
Hay periodistas que llaman a López Obrador “AMLO el peleonero”, otros “AMLO el vengador”.
Se peleó con el gobierno de EUA, con el poder judicial, con varios periodistas y líderes de opinión, como Brozo y Loret.
En momentos en que debería estar haciendo sus maletas, todavía quiere reformar más la Constitución. La actual Constitución Mexicana de 1917 a la fecha tiene más de 700 reformas. La de EUA en 228 años, con más del doble de vigencia que la mexicana, no tiene ninguna reforma, solo 27 enmiendas.
La mayoría de las reformas de MORENA a la Constitución no implican más libertades e inversiones, ni más alto nivel de vida para la población, de la que cerca del 90% se encuentran debajo de la línea de la pobreza. Las reformas significan una mayor concentración de poder en el ejecutivo.
Si Claudia Sheinbaum busca mejorar el nivel de vida de la mayoría de pobres y clase media, que representan el 96% de la población, debe:
1.- Reducir el déficit presupuestal, con menores gastos y no con más impuestos, cuyos porcentajes son mayores a los de EUA, o con más préstamos que alcanzaron niveles récord en la historia moderna de México.
2,- Transparentar más los gastos. La Auditoría Superior de la Federación contabilizó en sus auditorías más de 32 mil millones de dólares sin destino claro, principalmente en las empresas estatales.
3,- Asegurar a los productores y comerciantes que no habrá expropiaciones de negocios ni de propiedades en ciudades ni en el campo, con la excusa de una mejor distribución de la riqueza, como lo hicieron Chávez y Maduro en Venezuela.
Si no promete estabilidad en la Constitución y respeto a la propiedad privada, hay posibilidades que se le complique y empeore la economía a la casi presidenta Claudia Sheimbaum.