Vimos, en los dos anteriores artículos, que, tomando como referencia el Producto Interno Bruto, que es la producción de bienes y servicios para el consumo final, reportado trimestralmente, durante el primer trimestre del año la economía mexicana creció, en términos trimestrales, comparando cada trimestre con el trimestre anterior, 1.0 por ciento. En términos anuales, comparando cada trimestre con el mismo trimestre del año anterior, 3.7.
También vimos que, tomando como referencia el Indicador Global de la Actividad Económica, que también es la producción de bienes y servicios para el consumo final, reportado mensualmente, en términos mensuales, comparando cada mes con el mes anterior, la economía creció 0.6 por ciento en enero, 0.1 en febrero y menos 0.3 en marzo (del crecimiento al decrecimiento). En términos anuales, comparando cada mes con el mismo mes del año anterior, creció 3.7 por ciento en enero, 3.8 en febrero y 2.7 en marzo (menor crecimiento).
Con esos resultados, el Producto Interno Bruto Real, a pesos de 2013, en el primer trimestre del año, fue de $18,419,532,000,000, por arriba de los $18,240,080,000,000, del primer trimestre de 2019, antes de que iniciara la recesión, que empezó en el segundo trimestre de 2019 (entre enero y marzo de 2019 la economía creció, en términos anuales, 0.2 por ciento; entre abril y junio decreció 0.2 por ciento, y siguió decreciendo en los siguientes siete trimestres). En términos del Producto Interno Bruto Real, ya se recuperaron los niveles que ya habíamos alcanzado antes de la recesión. ¿Pero qué pasa con el Producto Interno Bruto Real por habitante?
Con un Producto Interno Bruto Real, a pesos de 2013, en el primer trimestre del año, de $18,419,532,000,000, el Producto Interno Bruto Real por habitante (estimando, a partir de un crecimiento demográfico del uno por ciento, una población de 128,868,273 personas durante el primer trimestre), fue de $142,933. Esto quiere decir que si el ingreso generado en la economía mexicana, entre enero y marzo pasados, se hubiera repartido igualitariamente entre todos los mexicanos, nos hubieran tocado $142,933 a cada uno.
A lo largo del primer trimestre de 2019, antes de que iniciara la recesión, el Producto Interno Bruto Real por habitante (estimando una población de 125,078,276 personas para aquel trimestre), fue de $145,829. El Producto Interno Bruto Real por habitante, al primer trimestre de este 2023, fue de $142,933, $2,896 menos, equivalentes al 1.99 por ciento.
Que el Producto Interno Bruto Real por habitante siga estando por debajo del nivel del primer trimestre de 2019, antes del inicio de la recesión, que duró ocho trimestres consecutivos, del segundo de 2019 al segundo de 2021, período durante el cual pasamos de un Producto Interno Bruto Real de $18,240,079,000,000 a otro de $15,026,658,000,000 (segundo trimestre de 2020), quiere decir que la recuperación sigue pendiente, sobre todo si por recuperación entendemos volver a estar como estábamos, en términos del Producto Interno Bruto Real por habitante.
Dicho coloquialmente: ya recuperamos el tamaño del pastel que teníamos entes de la recesión, pero todavía no recobramos el tamaño de la rebanada de pastel que nos tocaría si el mismo se repartiera igualitariamente entre todos.
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