El Presupuesto de Egresos de la Federación para 2026, presentado por el gobierno, se vende como un plan para generar bienestar y justicia social. Sin embargo, detrás de sus cifras se esconde lo mismo de siempre: más gasto, más subsidios y más dependencia del Estado.
En lugar de fomentar la libertad económica y la iniciativa privada, este presupuesto sigue apostando por el intervencionismo.
Lo rescatable
El gobierno proyecta que la deuda pública se mantenga en 52.3% del PIB, prácticamente igual que en 2025. El déficit presupuestario será de 3.6% del PIB y el balance primario positivo de 0.5%. Esto significa que, al menos en el corto plazo, no se dispara el endeudamiento.
Lo malo
Ahí está el verdadero problema: el presupuesto se centra en gasto social y subsidios, dejando de lado las condiciones para un crecimiento sostenido.
1. Programas sociales asistencialistas.
El 70.9% del gasto programable (4,916.1 mmp) se dirige a programas como la Pensión para Adultos Mayores (526,508 mdp), Becas Benito Juárez (184,595 mdp) y la nueva Pensión Mujeres Bienestar (56,969 mdp). Estos apoyos pueden aliviar necesidades inmediatas, pero no generan riqueza. Al contrario, fomentan el clientelismo político y la dependencia del gobierno.
2. Subsidios a empresas estatales.
Pemex recibirá 247,230 mdp y la CFE 61,091 mdp, además de autorización para endeudarse más. Lejos de fortalecer al país, estas transferencias sostienen a monopolios ineficientes que acumulan pérdidas y deuda. En lugar de abrir la energía a la competencia, se insiste en el mito de la “soberanía energética”.
3. Más impuestos.
Los ingresos tributarios subirán a 5,838.6 mmp. Además de incrementos en ISR e IVA, se suman nuevos impuestos a refrescos, tabaco, apuestas y hasta videojuegos “violentos”. Bajo el pretexto de cuidar la salud, el gobierno exprime más al consumidor.
Cómo afecta tu bolsillo
Inflación y costo de vida.
El mayor gasto público, con un déficit de 3.6% del PIB, presionará la inflación, estimada en 3.5%. Esto significa precios más altos en alimentos, transporte y energía.
Menos inversión privada.
Con más impuestos y subsidios, la inversión privada pierde atractivo. Esto se traduce en empleos temporales, salarios bajos y menos oportunidades para emprendedores.
Más deuda para el futuro.
El gobierno pedirá prestados 1,780 mmp en deuda interna y más de 5,000 mdd en deuda externa solo para Pemex. Esa deuda no la pagará este gobierno, sino tú y las próximas generaciones, vía más impuestos y menos recursos para educación, innovación y salud.
En conclusión
El Presupuesto 2026 tiene algunos puntos positivos, como la estabilidad en la deuda y cierta inversión en infraestructura. Pero en el fondo sigue siendo el mismo modelo estatista: más gasto social para ganar votos, más subsidios a empresas públicas quebradas y más impuestos para todos.
La experiencia internacional demuestra que los países que prosperan no son los que reparten subsidios, sino los que confían en la libertad económica, la iniciativa privada y los impuestos bajos.
Mientras no se dé ese giro, el presupuesto seguirá afectando tu bolsillo con inflación, menos empleos productivos y más deuda.