La tarea esencial del gobierno, aquella que no puede dejar de hacer sin dejar de ser gobierno, es garantizar el respeto a los derechos de los ciudadanos y, de fallar, impartir justicia en su doble vertiente: obligar al delincuente a resarcir a la víctima y castigarlo.
La realización honesta y eficaz de esta tarea justifica el cobro de impuestos, que consiste en obligar al contribuyente a entregarle al gobierno parte del producto de su trabajo. Si el gobierno no realiza honesta y eficazmente esa tarea los contribuyentes tienen la obligación legal, ¡pero no moral!, de pagar impuestos.
Si el gobierno, como es el caso del mexicano, no cumple con su tarea esencial, si no garantiza el respeto a los derechos y no imparte justicia, no genera entre los ciudadanos la obligación moral de pagar impuestos, pero, como sigue vigente la obligación legal, se siguen cobrando.
Una manera de protestar contra el gobierno que no cumple con sus tareas es marchar por las calles de la ciudad exigiendo que cumpla, demandando la disminución de los delitos y de la impunidad. ¿Qué tan eficaz resulta esa manera de protestar contra el gobierno y de exigirle que cumpla su tarea esencial? En México, ¿qué tan eficaz ha sido?
Dentro de un año, consecuencia de la marcha del 8 y el paro del 9, la violencia contra las mujeres, ¿se habrá reducido? La impunidad relacionada con esos delitos, ¿será menor? La marcha y el paro, ¿resultarán eficaces? Qué tan eficaz resultó, por mencionar un ejemplo, la Marcha por la Paz del 2008, en la cual los ciudadanos le exigimos al gobierno que, con honestidad y eficacia, realizara su tarea esencial. Las cosas, ¿mejoraron, quedaron igual o empeoraron?
¿Cuál es, antes de llegar a las armas, antes de que se arme una revolución, la manera más eficaz de presionar al gobierno para que cumpla con su tarea esencial? Dejar de pagar impuestos. Si el gobierno no cumple con su parte del “pacto” tributario: te cobro impuestos y a cambio garantizo tu seguridad (te defiendo de la delincuencia) e imparto justicia (castigo al delincuente y lo obligo a resarcirte), ¿qué obligación moral tenemos los contribuyentes de pagar impuestos? Ninguna, por más que siga vigente la legal, que, al no darse la moral, degenera en una enorme arbitrariedad: el gobierno nos obliga a pagar por algo que no nos proporciona.
Escribí pacto entre comillas porque, tratándose de los impuestos, no se trata de un pacto sino de una imposición unilateral del gobierno. Por eso se llaman impuestos.
Si el gobierno nos obliga a entregarle parte del producto de nuestro trabajo debe garantizar nuestra seguridad e impartir justicia. Si no lo hace no tiene la autoridad moral para cobrarlos, y nosotros no tenemos la obligación moral de pagarlos.
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