Un precio máximo es el impuesto por el gobierno por debajo del de equilibrio, con la intención de beneficiar a todos los consumidores.
El precio de equilibro es aquel que iguala la demanda con la oferta, por lo que no hay, ni escasez (la cantidad demanda es mayor que la ofrecida), ni sobreoferta (la cantidad ofrecida es mayor que la demanda), escasez y sobreoferta que son situaciones antieconómicas, por lo que deben evitarse. ¿Cómo? No imponiendo, ni precios máximos, por debajo del precio de equilibrio, un mínimos, por arriba.
Un precio máximo, impuesto por el gobierno por debajo del precio de equilibrio, con la intención de beneficiar a todos los consumidores, genera, consecuencia de la Ley de la Oferta y la Demanda, escasez.
La Ley de la Demanda dice que, todo lo demás constante, a menor precio mayor cantidad demanda. La de la Oferta que, todo lo demás constante, a menor precio menor cantidad ofrecida. El resultado de la combinación mayor cantidad demanda – menor cantidad ofrecida es la escasez.
La escasez, consecuencia de la imposición de precios máximos, perjudica a los consumidores dispuestos a comprar a ese precio pero que, a ese precio, el máximo impuesto por el gobierno, no consiguen el producto, porque el precio máximo genera escasez, misma que ocasiona mercados negros, en los cuales puede comprarse el producto a un precio mayor que el precio de equilibrio original, al que se compraba y vendía antes de la imposición del máximo.
¿Por qué en el mercado negro se ofrece a un precio mayor que el precio de equilibrio original? Porque el riesgo para el oferente, dado que está violando la disposición del precio máximo, es mayor, riesgo mayor que se compensa cobrando un mayor precio.
El precio máximo, con el que se pretende beneficiar a todos los consumidores, dado que genera escasez, no beneficia a todos, sino sólo a aquellos que llegaron primero al mercado y sí encontraron cantidad ofrecida. Los que llegaron después se quedaron con las ganas. Si están dispuestos a pagar el mayor precio al que se ofrece el producto en el mercado negro allí lo conseguirán.
El problema en México comienza por el artículo 28 constitucional, en el cual leemos que “las Leyes fijarán bases para que se señalen precios máximos a los artículos, materias o productos que se consideren necesarios para la economía nacional o el consumo popular”, siendo necesarios para la economía nacional TODOS los bienes y servicios que se ofrecen (precisamente por eso, porque son necesarios, y por lo tanto se demandan, se ofrecen), siendo de consumo popular los bienes y servicios que TODOS consumimos, por lo que podría imponerse precio máximo a TODO lo ofrecido.
Cuando el gobierno empieza a decidir que debe pasar con los precios, entonces sí: ¡cuidado! Y este gobierno ya empezó.
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