Algunos priistas se rasgaron las vestiduras porque López Obrador dijo que establecería precios de garantía para algunos productos del campo. Parecen olvidar que esas políticas ya las pusieron en práctica presidentes priistas el siglo pasado con lamentables consecuencias, entre ellas corrupción y subsidios que agrandaron el déficit e hicieron necesario más emisión de dinero que causó inflación.
Los precios de garantía, por arriba de los precios de mercado, generan sobre producción, subsidios y corrupción; los precios topes, por abajo del precio de mercado: escasez, mercado negro, colas y especulación. Solo hay que estudiar la ley de la oferta y la demanda para identificar esos resultados.
El control de precios por el gobierno del emperador Diocleciano inició la decadencia del Imperio Romano en el año 301. El famoso Edicto de Diocleciano fijó los precios de más de 1,000 productos, generó escasez y la multiplicación de la burocracia que vigilaba el cumplimiento de los controles.
Los controles de precios no son politicas exclusivas de gobiernos socialistas y de izquierda. En EUA se aplicaron precios de garantía a granos y leche por presión de grupos de agricultores y ganaderos, que se beneficiaron de impuestos que llegaron a sus manos vía subsidios a los precios de garantía.
En México en los años 70 y 80 florecieron los precios de garantía y los subsidios, que engendraron un tipo de corrupción llamado “el carrusel”, pues le daban la vuelta al mismo maíz que vendían al gobierno vía CONASUPO, con la etiqueta de productores, a un precio superior al de mercado, y después se presentaban como Nixtamaleros, fabricantes de tortillas, y lo compraban a un precio subsidiado, menor al que vendían. Ese mismo maíz lo volvían a vender al gobierno y después a comprarlo más barato varias veces, por ello le llamaban “el carrusel”.
Los intermediarios, aliados con líderes de las centrales campesinas y con funcionarios corruptos, que recibían una tajada de las jugosas ganancias de “el carrusel”, fueron los principales beneficiarios de los precios de garantía, que sembraron falsas esperanzas entre campesinos pobres de que mejorarían sus niveles de vida. Quizá quien le recomendó al amigo AMLO proponer esa política es un asesor ex priista.