El Presidente López Obrador ha enfrentado ya varios días con una leve caída en su aprobación. Aun así, mantiene altos números respecto a su gestión. A más de un mes del hallazgo de la casa gris (mote con el que se ha conocido la mansión en la que habita el hijo del presidente en EUA sin poder, a la fecha, justificar un legítimo acceso a ella) la crisis se mantiene. El Presidente no ha podido desviar la atención sobre uno de los pocos temas que ha logrado unir a la opinión pública, la oposición política y los detractores del régimen.
En un anterior artículo escribimos sobre la popularidad y como puede perderse en un mundo como el actual. Seguramente cuando se deja de conectar y conectamos siempre mediante identificación o admiración. Ante ello ¿el Presidente ha dejado de conectar? Yo aún dudo que la casa gris afecte la popularidad tan alta que tiene el Presidente López Obrador, no se compara con la de un presidente en funciones, quizá porque son 3 las campañas políticas que anteceden a su gestión. La casa gris no afecta, al menos en su mayor parte, la popularidad, el argumento emocional no se golpea, sobre todo cuando antes ya se ha violentado la ley o se han tenido escándalos de corrupción inexplicables, pero algo hay en este escándalo que parece calar hondo en una crisis. El contra-argumento lo sabemos, si hay corrupción, pero antes hubo más, lo importante es la transformación, definir a qué es lo de menos.
Entre los dimes y diretes la oposición espera ser construida por el propio presidente. El Presidente parece ser responsable hasta que no tenga oposición. Pero ahora una crisis ha agrupado diversos argumentos y parece calar, en leves puntos a una aprobación presidencial, pero muestra algo natural, un desgaste por el tiempo. Seguramente para ello la revocación de mandato será muy importante, un hito para aumentar nuevamente la oxigenación.
Para el presidente viene oxígeno puro tras la revocación de mandato, sea cual fuese el resultado se podrá presumir, si no se alcanza el 40% exigido de la lista del padrón electoral se presumirá el resultado el cual se advierte será totalmente positivo al régimen. Seguramente en los estados en los que MORENA no aparece como favorito ante las próximas elecciones quizá veamos historias de obstáculos y amenazas a la revocación de mandato.
Tras el resultado se recibirá una nueva expiación de todos los pecados. Ni Bartlett, ni Pio, ni Josefina ni José Ramón su hijo habrán dañado su popularidad. Un porcentaje encerrará tanta aprobación o mensaje como se indique. Pero ese resultado no nos entrega lo importante del objetivo. ¿cuál es?, la ola continua y el odio a la preparación política sigue aumentando, la novedad, improvisación y decisiones parciales siguen siendo el método. Pero bueno, nunca ha sido lógico el mundo, quizá por ello solo a nosotros se nos ocurre celebrar el triunfo ante el fatal covid, con una mortal guerra, y las fronteras que cayeron ante las minúsculas gotitas de saliva también se derrumban ante bombardeos inmisericordes. No hay lógica, pero si hay popularidad. El mundo sigue aplaudiendo lo rápido, mega y popular sacrificando lo pequeño, lento y secreto.