La meta de inflación, fijada por el Banco de México (BM), es del 3 por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error.
Dos son las tareas fundamentales del banco central. Mantener la inflación, cuando la misma se encuentre dentro de dicho margen, entre el 2 y el 4 por ciento. Regresarla, cuando se encuentre fuera del mismo, al margen del 2 al 4 por ciento. La herramienta que utiliza para lograr tales fines es la Tasa de Interés Interbancaria (TII), que aumenta cuando la inflación se ubica por arriba del 4 por ciento, y disminuye cuando se ubica por debajo del 2. Por lo general sucede lo primero (que la inflación supere el 4 por ciento), no lo segundo (que la inflación no alcance el 2). ¿Qué tan eficaz ha resultado esta herramienta?
En diciembre del 2015 la inflación anual se ubicó en 2.13 por ciento. A lo largo del 2016 repuntó y se ubicó, en diciembre de aquel año, en 3.36 por ciento. El repunte fue de 1.23 puntos porcentuales, equivalentes al 57.7 por ciento, pero la inflación se encontraba todavía dentro de los márgenes permitidos. En 2017 continuó el repunte, y en diciembre la inflación anual fue del 6.77 por ciento, por arriba de la máxima inflación aceptable. Para cada uno de los doce meses del año pasado la inflación anual se ubicó por arriba del 4 por ciento: comenzó en 4.77 en enero y terminó en 6.77 en diciembre.
¿Cómo respondió el BM a dicho repunte? Aumentando la TII, cosa que hizo cinco veces.
Empezamos 2017 con la TII en 5.75 por ciento y lo terminamos en 7.25, lo cual dio como resultado un aumento en dicha tasa de 1.50 puntos porcentuales, equivalentes al 26.1 por ciento. Estos incrementos, ¿lograron, en el peor de los casos, contener el repunte en la inflación (evitar que siguiera aumentando, sobre todo después de enero del 2017)?
¿Consiguieron, en el mejor de ellos, revertir el repunte (lograr su reducción después de que en enero del 2017 se ubicó en 4.77 por ciento, por arriba de la máxima inflación permitida)? No se consiguió, ni contener, ni revertir, el repunte en la inflación…, al menos hasta enero pasado.
En enero la inflación anual resultó del 5.55 por ciento, por debajo del 6.77 de diciembre, con lo cual se revirtió el repunte que se registró en 2017. Esa reversión, ¿se debió al aumento en la TII, aumento que, es lógico pensar, no actúa de manera inmediata? ¿Ya empezó a surtir efecto la medicina? Y de ser así, ¿será por eso que el pasado 8 de febrero el BM decidió aumentar la TII de 7.25 a 7.50 por ciento, comunicando que “se prevé que la inflación general continúe disminuyendo, aproximándose a lo largo del año hacia el objetivo de 3.0 por ciento y alcanzándolo en el primer trimestre de 2019, fluctuando alrededor del objetivo durante dicho año”?
En todo caso la política monetaria no resultó eficaz para evitar el repunte en la inflación. ¿Lo será para revertirlo?
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