Según la Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto, que es la producción de bienes y servicios para consumo final, variable con la que se mide el crecimiento de la economía, durante el tercer trimestre del año el PIB creció, en términos anuales, 2.6 por ciento, resultado que, en términos de lo que debe ser, deja mucho que desear, pero que en términos de lo que fue, no está mal.
A lo largo de los cuatro trimestres del 2017 el crecimiento del PIB fue, respectivamente, 3.3. 1.8, 1.6 y 1.5 por ciento, con lo cual se sumaron tres trimestres consecutivos con un crecimiento de la economía cada vez menor, tendencia que se mantuvo durante el primer trimestre del 2018, a lo largo del cual el PIB creció 1.4 por ciento. Se sumaron cuatro trimestres, consecutivos, con un crecimiento de la producción cada vez menor: pasamos de 3.3, en el primero del 2017, a 1.4 en el primero del 2018. La tasa de crecimiento de la economía mexicana se contrajo 1.9 puntos porcentuales, equivalentes al 57.6 por ciento.
Esa tendencia, hacia un crecimiento cada vez menor, cambió en el segundo trimestre del 2018, durante el cual la economía creció 2.6 por ciento, tasa de crecimiento que se mantuvo durante el tercer trimestre, según la Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto. La cifra definitiva, que variará muy poco, si es que varía, se conocerá el 23 de noviembre.
El crecimiento promedio anual de la economía mexicana, de 1983 (año en el que perdimos el crecimiento elevado y sostenido) a 2017 (año en el que todavía no recuperábamos el crecimiento elevado y sostenido), fue 2.3 por ciento, de tal manera que el resultado para el tercer trimestre de 2018, 2.6 por ciento, está dentro de lo normal, inclusive ligeramente por arriba de lo normal, normalidad que, hay que decirlo, es por demás mediocre. Si se hiciera todo lo que debe hacerse para apuntalar la competitividad de la economía mexicana, ésta podría crecer, de manera sostenida, por lo menos, al doble de lo que ha crecido.
Hasta el momento, sobre todo con la cancelación de la construcción del NAICM en Texcoco, todo indica que en el gobierno de AMLO, no solamente no se hará lo que debe hacerse para elevar la competitividad de la economía mexicana, sino que se hará lo contrario, todo lo posible para disminuirla, lo cual se traducirá, entre otras cosas, en menos producción, menos empleos, menos ingresos, en un menor crecimiento de la economía mexicana, con lo cual sumaremos siete sexenios (De la Madrid, Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto y AMLO) con un crecimiento mediocre, con todo lo que ello significa en cuanto a posibilidades de elevar el bienestar de la gente.
AMLO ha dicho que, durante la segunda mitad de su sexenio, la economía deberá crecer, por lo menos, al 4.0 por ciento. De seguir como hasta ahora nos daremos por bien servidos si no decrece.
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