Lo primero que hay que tener en cuenta al hablar de empresas es que, privadas o gubernamentales, son empresas, debiendo ser administradas como tales.
El objetivo de cualquier empresa, de particulares o del gobierno, debe ser maximizar utilidades, no producir lo más posible. El nivel de producción debe ser aquel en el cual la diferencia entre el ingreso total (el precio multiplicado por la cantidad demandada) y el costo total (costos fijos más costos variables) sea la mayor, nivel de producción al que se maximiza la utilidad, como debe ser.
Puede darse el caso, por las (sin) razones que sean, que a una empresa se le fije como meta, no maximizar utilidades, sino producir lo más posible, producción que puede darse a un nivel en el cual el costo total resulta mayor que el ingreso total, por lo que la empresa incurre en pérdidas. Cumple con el fin, producir lo más posible, pero a cambio de perder, situación que, de no mantenerse vía subsidios, provenientes de impuestos, deuda o cualquier otra fuente, tendrá que corregirse, lo cual (dado el comportamiento de los costos totales y del ingreso total) implica reducir la producción hasta el nivel en el cual el ingreso total vuelva a ser mayor que el costo total, hasta que vuelva a haber utilidades.
Todo lo anterior independientemente de que sea una empresa privada o gubernamental. Lo importante es que se trata de empresas que producen, ofrecen y venden bienes o servicios, no que sean privadas o gubernamentales.
El primer problema con Pemex es que tiene como meta, no maximizar utilidades, sino producir lo más posible, 1.9 millones de barriles de petróleo diarios en 2020, nivel de producción para el cual el costo total es mayor que el ingreso total, por lo que hay pérdidas (multimillonarias y en dólares). A corto plazo la única manera de evitar las pérdidas es reduciendo la producción (desplazándose hacia abajo sobre la curva de costo total). A largo plazo reduciendo los costos de producción (desplazando hacia abajo la curva de costo total), algo que resulta cada vez más difícil.
Se puede argumentar, como lo hacen algunos despistados, que las empresas del gobierno, precisamente por serlo, no deben tener como fin maximizar utilidades, lo cual es un disparate. Si no obtienen utilidades no tendrán recursos para reinvertir y, lo más importante, no tendrán recursos para repartir entre la población. Recordemos que, en teoría, Pemex debe explotar el petróleo en beneficio de los mexicanos, beneficio que es mayor si maximiza utilidades.
El primer error con Pemex, del cual se derivan otros, es que no tiene como fin, como debe ser, maximizar utilidades, mucho menos ahora, en los tiempos de la 4T, muchos de cuyos representantes no entienden, ni el origen, ni el fin, de las utilidades.
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