No deja de ser un misterio, por decirlo de alguna manera, que, en la época del petróleo, en la cual todavía estamos, y estaremos por algunas décadas más, una empresa petrolera, que para todo efecto práctico ha sido monopolio siempre, no solo no sea un negociazo, sino que esté en serios problemas. Una situación así solo se explica por una mala administración, ya sea por ineficacia, ya por deshonestidad, ya por una combinación de ambas, como por lo general sucede con las empresas del gobierno, que por no por ser gubernamentales dejan de ser empresas, debiendo de ser tratadas como tales.
Uno de estos casos es PEMEX, empresa del gobierno que, de manera por demás misteriosa, en la época el petróleo, se encuentra en serios problemas, de los cual debe salir, para lo cual lo primero que el gobierno debe reconocer es que, antes de ser una empresa gubernamental, es una empresa, debiendo ser tratada como tal, lo cual, en el caso de PEMEX, sobre todo durante el gobierno de AMLO, se ve difícil.
Prueba de lo anterior es el Plan de Negocios recientemente presentado, que más que aplaudido ha sido criticado, existiendo el riesgo de que PEMEX pierda el grado de inversión, lo cual podría afectar también el grado de inversión del gobierno federal, con todas las consecuencias que ello traería consigo, comenzando por el aumento en las tasas de interés, lo cual para PEMEX, empresa sumamente endeuda, sería veneno puro, como también lo sería para el gobierno, cuya deuda no deja de crecer.
Para sacar adelante a PEMEX la primera pregunta que debe hacerse es ¿qué se haría con una empresa privada?, y hacer lo mismo, reconociendo lo dicho: antes que del gobierno (llámesele paraestatal, o empresa productiva del Estado, o como se quiera), se trata de una empresa y debe ser administrada como tal, lo cual en este caso supone, para empezar, tres cosas. Primera: contratar, para la dirección general, a un ejecutivo con experiencia en la industria, no a un político, mucho menos incondicional de AMLO. Segunda: que se le de, desde el punto de vista tributario, el mismo trato que a cualquier empresa privada. Tercera: que la Secretaría de Energía, y por lo tanto la secretaria del ramo, y a través de ella AMLO, no tenga injerencia alguna en la empresa.
Además de lo anterior, si el objetivo es que para 2024 PEMEX haya incrementado considerablemente la extracción el petróleo, se requiere, uno, que se le permita asociarse con empresas privadas que aporten capital y tecnología; dos, que se recurra al fracking como método de extracción de petróleo; tres, que se cancele la construcción de la refinería de Dos Bocas y que esos recurso se destinen a la parte rentable del negocio del petróleo, que es la extracción y venta de crudo. AMLO pretende lo contrario.
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