Nuestro dinero

Con relación al poder adquisitivo de nuestro dinero hay tres posibilidades. 1) Que lo preserve: que con la misma cantidad, al paso del tiempo, se compre la misma cantidad de los mismos bienes y servicios. 2) Que lo pierda: que con la misma cantidad, al paso del tiempo, se compre una menor cantidad de los mismos bienes y servicios, lo cual se llama inflación. 3) Que lo gane: que con la misma cantidad, al paso del tiempo, se compre una mayor cantidad de los mismos bienes y servicios, lo cual se llama deflación, habiendo una buena (consecuencia del aumento en la oferta agregada) y otra mala (efecto de la reducción en la demanda agregada), debiendo evitarse la segunda.

¿Cuál de las tres opciones es la mejor? La deflación. ¿Y la peor? La inflación. Si de usted dependiera, ¿cuál elegiría? La deflación, el aumento en el poder adquisitivo de su dinero, lo cual se traduce en mayor bienestar, que depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que pueda disponer. A mayor poder adquisitivo de su dinero más cantidad, mayor calidad, y más variedad, de los bienes y servicios de los que puede disponer, por lo tanto, mayor bienestar.

Lo anterior viene a cuento porque en el informe trimestral del Banco de México leemos que el objetivo de la política monetaria es “consolidar una inflación baja y estable”, es decir, consolidar una pérdida baja y estable del poder adquisitivo de nuestro dinero, momento de preguntarnos si ese objetivo es correcto.

De las tres opciones relacionadas con el poder adquisitivo del dinero las autoridades monetarias han optado por la peor, por la pérdida de poder adquisitivo, fijando una meta de inflación, a la cual llaman permanente, del 3 por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error, por lo que la máxima inflación aceptable es 4 por ciento. Con esa meta, vigente a lo largo de todo el siglo XXI, se ha acumulado una inflación, entre enero de 2001 y julio de 2019, de 114.5 por ciento, 4.30 en promedio anual (2001 – 2018), por arriba de la máxima aceptable. Solo en 9 de los 18 años considerados se ubicó por debajo del 4 por ciento, y solamente en uno (2015) por debajo del 3 (2.13).

El INEGI comenzó a calcular la inflación en enero de 1969. De entonces a julio pasado la inflación acumulada fue 894,151.01 por ciento. 1987 la mayor: 159.17 por ciento. 2015 la menor: 2.13.

Cierto, la inflación ya no tiene los niveles que tuvo en otros tiempos, pero sigue presente, y el Banco de México pretende, como meta permanente de su política monetaria, mantenerla baja y estable, lo cual quiere decir mantener permanentemente baja y estable la pérdida en el poder adquisitivo de nuestro dinero, algo que, por tratase de nuestro dinero, el mío y el suyo, es inaceptable. Aquí está involucrado un tema de derechos de propiedad.

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Arturo Damm Arnal

Estudié economía, filosofía y derecho. Liberal. Profesor universitario. Periodista. Conferencista. Colaborador de @LaRazon_mx y @adn40 .