La mayoría de las preguntas que nos hacen a los economistas tienen que ver con el futuro, preguntas que, si tuvieran respuesta, harían posible un mundo mejor, ya que los fracasos económicos podrían evitarse: sabiendo lo que pasará no hay manera de equivocarse al decidir, elegir y actuar. ¡Imagínense lo que costaría dicha información!
La pregunta más socorrida es ¿cómo le irá a la economía mexicana durante el sexenio de AMLO?, y la única respuesta honesta que puedo dar es “No lo sé”, ya que todo dependerá de lo que se haga o no se haga, y de cómo se haga o no se haga.
Considero que si AMLO cancela la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, NAICM, en Texcoco, el efecto sobre el ánimo de quienes invierten directamente sus capitales, produciendo bienes y servicios, creando empleos y generando ingresos, ya sean empresarios mexicanos o extranjeros, sería negativo, y ello podría predeterminar, inclusive antes de iniciado el próximo gobierno, el destino de la economía mexicana durante los próximos seis años, lo cual podría evitar, en el mejor de los casos, un mejor desempeño de la economía mexicana, sobre todo en los tres rubros que dependen de las inversiones directas: producción de bines y servicios, creación de empleos, generación de ingreso. En el peor de los casos tal decisión podría ocasionar un peor desempeño de nuestra economía.
AMLO ha dicho que durante su sexenio no habrá expropiaciones; que se respetará la libertad empresarial; que el gobierno aumentará las inversiones públicas; que se estará a favor del libre comercio; que se respetará la autonomía del Banco de México; que las finanzas gubernamentales se manejarán prudentemente, todo lo cual apunta en la dirección correcta. De respetar los cuatro primeros compromisos (así hay que considerarlos, como compromisos de AMLO) dependerá un mayor crecimiento de la economía: más producción de bienes y servicios; más creación de empleos; más generación de ingresos. Del respeto a los dos últimos dependerá una menor inflación: una menor pérdida en el poder adquisitivo de nuestro dinero y, por ello, de nuestro trabajo y de nuestros ahorros.
Eso es lo que sabemos, lo que AMLO ha dicho. Pero también sabemos lo que pretende, desde cancelar la construcción del NAICM, una obra de infraestructura que pondría a México a la vanguardia en materia aeroportuaria, algo que no se lograría con la opción de Santa Lucía, hasta construir un tren por toda la península de Yucatán, cuya evaluación social, que debe incluir desde aspectos financieros hasta impacto ecológico, nadie conoce (¿existe?). Si a lo anterior le sumamos que en materia petrolera está contra el fracking y a favor de refinerías, lo cual puede interpretarse como estar a favor del pasado y no del futuro, qué podemos responder a la pregunta ¿cómo le irá a la economía mexicana durante el sexenio de AMLO?
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