Siempre he creído en la libertad individual, la propiedad privada y la responsabilidad personal. Por eso siempre las he defendido, en general y, en particular, en el campo de la economía.
Estoy a favor de la libertad individual, la propiedad privada y la responsabilidad personal, antes que por otra razón, por una de tipo de ético: es lo correcto. Pero ésta, la ética, no es la única razón por la cual estoy a favor de dicha tríada. La otra razón tiene que ver con la eficacia, y en concreto con la eficacia económica, que defino como la capacidad para reducir lo más posible la escasez, que es el problema económico de fondo: no todo alcanza para todos, menos en las cantidades que cada uno quisiera, y mucho menos gratis. Libertad individual, propiedad privada y responsabilidad personal son, económicamente hablando, lo eficaz. Esta es la gran lección que, desde el punto de vista económico, nos deja el siglo XX: aquellos países en los cuales se respetó la tríada los resultados económicos, en términos de producción, empleo e ingreso, fueron mejores que en los piases en los cuáles no se respetó.
Lo anterior viene a cuento por el tema de los fondos para el retiro y de las Afores. Desde la perspectiva de la triada, el tema de los fondos de retiro es uno de responsabilidad personal. En México no lo es, y no lo es porque el gobierno, además de ser gobierno, pretende ser desde ángel de la guarda, y como tal preservarnos de todos los males, incluíos los que podemos hacernos a notros mismos (por ejemplo: nos prohíbe consumir ciertas drogas), hasta hada madrina, y como tal concedernos todos los bienes, aunque tenga que imponérnoslos por la fuerza (por ejemplo: obligándonos a ahorrar para nuestro retiro). Tanto el gobierno ángel de la guarda, como el hada madrina, hacen más, ¡mucho más!, de lo que el respeto a la libertad individual, la propiedad privada y la responsabilidad personal demanda del gobierno. Buena muestra de ello es la obligación que nos impone para ahorrar para nuestro retiro, algo que, insisto, pertenece al ámbito de la responsabilidad personal.
Si el gobierno no debe obligarnos a ahorrar para el retiro, mucho menos debe administrar los fondos para el retiro de los trabajadores, mismos que deben ser administrados (invertidos), por administradoras privadas que compitan entre sí, para lo cual se requiere que operen las más posibles y que los futuros pensionados las pongan a competir, comparando desde comisiones hasta rendimientos, y actuando en consecuencia, es decir, sustituyendo a las menos competitivas (mayores comisiones y/o menores rendimentos) por las más competitivas (menores comisiones y/o mayores rendimientos).
Es por lo anterior que la propuesta de los legisladores del PT para terminar con las Afores y para que el gobierno monopolice y administre esos recursos es una arbitrariedad que los futuros pensionados no debemos permitir.
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