Salta a la vista un dato que nos muestra lo que está en juego en la presente elección presidencial: es la visión de futuro que nos ofrece cada uno de los candidatos.
La propuesta de Andrés Manuel de construir dos nuevas refinerías, una en Atasta, Campeche y otra en Dos Bocas, ubicada en Paraíso, Tabasco, con una inversión de dos mil millones de dólares por refinería, contrasta con el planteamiento de Anaya de invertir mejor en otras energías limpias y no en petróleo.
El planteamiento de López Obrador tiene sentido si consideramos que PEMEX, saqueado desde hace años por su sindicato de trabajadores liderado por Romero Deschamps y por administraciones no transparentes, ha dejado a México ante la alternativa de exportar petróleo crudo, a precios de baratija, e importar el 70% de la gasolina que consumimos los mexicanos.
Esto quiere decir que exportamos el producto básico de petróleo, que se remata a muy bajo precio en el extranjero y lo importamos ya procesado a altos precios para consumirlo nosotros Quizá por eso los mexicanos hemos tenido tantos incrementos en el precio de la gasolina.
Según dice la diputada Rocío Nahle, la experta en este tema del equipo de AMLO y quien sería la secretaria de energía de México si llegase Andrés Manuel a la presidencia de la república, por su amplia trayectoria profesional en el tema, esta estrategia que propone AMLO nos daría autosuficiencia, pues bajaríamos las importaciones de gasolina.
Esto suena lógico desde el punto de vista del sentido común, excepto, que mientras Rocío Nahle habla de un costo de dos mil millones de dólares por cada una, o sea cuatro mil millones por las dos, hay expertos en el tema como Ramsés Pech que estima el costo de cada una entre seis mil y ocho mil millones de dólares, o sea triplicando el costo.
Además, consideremos que están de por medio, aspectos no técnicos, como por ejemplo, que al hacerse estas inversiones seguiríamos fomentando el uso de transporte contaminante, cuando el mundo va en camino opuesto.
En contraste, Ricardo Anaya plantea que los países desarrollados están invirtiendo en energías limpias y por supuesto se prevé que, en pocos años, quizá cinco o seis, el costo de los autos eléctricos, que es la principal barrera para que se popularice el uso de este medio de transporte, descienda.
Quizá para cuando terminen de construirse las nuevas refinerías y empiecen a operar con normalidad, el costo de los autos eléctricos sea el mismo que el de los que se mueven con gasolina. Por tanto, la tendencia se orientará hacia la desaparición de este tipo de transporte altamente contaminante.
¿No sería más lógico que estemos preparandonos para la llegada de los autos eléctricos e invertir ese presupuesto en estaciones de servicio para este tipo de coches y en estimular la sustitución del parque vehicular, principalmente el transporte público, que es quizá el más contaminante?
El petróleo no dejará de consumirse, pues es el insumo natural para la fabricación de todo tipo de plásticos y muchos productos de uso cotidiano, pero en el ámbito del transporte sus días están contados por su efecto en la depredación del medio ambiente.
Seguramente no nos hemos dado cuenta que ya empiezan a circular en México autos híbridos, que es la versión de transición para un cambio tan radical.
Los autos y camionetas híbridos son caros hoy porque tienen los dos sistemas, tanto para carga de energía eléctrica, así como un sistema de combustión interna utilizando gasolina.
Las limitantes para que proliferen los autos eléctricos e incluso los híbridos, hoy principalmente es el precio, pero éste ha descendido drásticamente en los últimos años, conforme la demanda aumenta y se incrementa la oferta.
Así ha sucedido con todos los dispositivos que hoy son de uso común. Las primeras versiones eran caras pero hoy están accesible para cualquier bolsillo. Seguramente en unos cuantos años así sucederá con los autos eléctricos y el problema será la falta de infraestructura para dar servicio a estos autos.
Entonces ¿para qué invertir en tecnologías tradicionales como las refinerías de PEMEX cuando necesitamos prepararnos para los cambios futuros?.
El cambio climático nos exige una visión de futuro para disminuir la contaminación que tanto daña nuestra salud.
Por ello necesitamos poner más atención a las propuestas de los candidatos y no definir nuestro voto por razones subjetivas y en contraste sí debemos considerar la visión de país que nos ofrecen.
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