Las dos recesiones

Si ahorita, que todavía no hay una recesión en los Estados Unidos (se prevé una, a más tardar, en 2021), la economía mexicana está al borde de una, ¿qué puede pasar si la economía estadounidense cae en una? En el gobierno, ¿están conscientes de la amenaza? No parece.

Según una encuesta de la Asociación Nacional de Economía de la Empresa (NABE, por sus siglas en inglés), el 38 por ciento de los economistas en los Estados Unidos prevé una recesión en 2020 y el 34 por ciento en 2021, previsión que tiene su razón de ser en la “curva invertida”, que relaciona rendimiento (yield) con vencimiento (maturity), y que aparece cuando la tasa de interés de los valores gubernamentales a corto plazo es mayor que las de largo plazo, “curva invertida” que suma ya cinco meses presente en los Estados Unidos.

La evidencia empírica muestra que, desde 1956, las recesiones en los Estados Unidos han sido precedidas por la “curva invertida”, un fenómeno por demás peculiar, que indica que las expectativas de los agentes económicos con relación al mediano y largo plazo son negativas/pesimistas, por lo que “apuestan” por el corto plazo, razón por la cual la tasa de interés a corto plazo resulta, contrario a lo que sucede en una situación normal, mayor que las tasas a mediano y largo plazo (no tengo espacio suficiente para explicar al detalle por qué), lo cual, dada la lógica económica y los datos estadísticos, es señal de que la recesión puede estar cerca, en este caso en los Estados Unidos, y esto es lo que debe preocuparnos, sobre todo ahora que la economía mexicana está al borde de la recesión, definida como dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Durante el primer trimestre el crecimiento fue menos 0.3 por ciento y 0.0 a lo largo del segundo. Menos 0.15 en el semestre.

Podemos estar en la antesala de una tormenta perfecta: la recesión de la economía mexicana combinada con la recesión en los Estados Unidos, dos fuerzas recesivas que pueden afectar considerablemente el bienestar de las familias mexicanas. Y lo peor del caso es que no parece que al gobierno le importe el estancamiento económico, que fácilmente puede convertirse en recesión.

Y hablando de la “curva invertida”. En la última subasta de Cetes, la del pasado martes 20, estos fueron los rendimientos: a 29 días 7.96 por ciento; a 91 días 7.89 puntos porcentuales; a 182 días 7.78 por ciento. Ya tenemos, en México, el fenómeno de la “curva invertida”. ¿Desde cuándo? Desde el martes 30 de julio, cuando el rendimiento a  91 días, 8.12 por ciento, resultó mayor que el rendimiento a 182 días, 8.09 por ciento.

Hoy hay subasta de Cetes. ¿Se mantendrá la “curva invertida”? Y de mantenerse, ¿está anticipando la recesión, en cuya antesala ya estamos?

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Arturo Damm Arnal

Estudié economía, filosofía y derecho. Liberal. Profesor universitario. Periodista. Conferencista. Colaborador de @LaRazon_mx y @adn40 .