El problema económico de fondo es la escasez: no todo alcanza para todos, menos en las cantidades que cada uno quisiera, y mucho menos gratis.
Nunca viviremos en un mundo en el cual todo alcance para todos, en la cantidades que cada uno quisiera, y gratis. Nunca viviremos en un mundo de universal y definitiva abundancia. Pero lo que sí hemos logrado, al paso de los siglos, es minimizar la escasez y maximizar el bienestar. Sin embargo, todavía falta mucho por hacer. La ventaja es que ya sabemos qué hay que hacer (tenemos historia económica) y por qué hay que hacerlo (tenemos teoría económica).
Imaginemos la situación de los primeros seres humanos en cuanto a la cantidad, calidad y variedad de bienes y servicios a su disposición, y comparémosla con la nuestra. El incremento en la cantidad, la mejora en la calidad, y el aumento en la variedad de los satisfactores llamar la atención. ¿Cómo ha sido posible?
Una parte de la respuesta la encontramos en la teoría económica, y la otra en la historia económica. La historia nos muestra lo que han hecho los países que han logrado un mayor progreso económico, una mayor producción, de mejores bienes y servicios, para un mayor número de gente. La teoría nos explica por qué, lo que han hecho, ha sido eficaz para lograr un mayor progreso económico, menor escasez, mayor bienestar. Hay diferencias, tanto de lugar como de tiempo, pero también hay similitudes, que explican el progreso.
(Todo empezó, en 1776, con la publicación de Una investigación acerca de la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, de Adam Smith).
Para minimizar la escasez deben de cumplirse ciertas condiciones, tanto por el lado de la oferta, como de la demanda, como del dinero.
Por el lado de la oferta debe producirse lo más posible y ofrecerse al menor precio posible. Por el lado de la demanda las remuneraciones de los consumidores, que antes de serlo son trabajadores, deben aumentar lo más posible. Por el lado del dinero su poder adquisitivo debe aumentar lo más posible.
En la medida en que seamos capaces de producir más bienes y servicios, y de ofrecerlos al menor precio posible; de aumentar lo más posible las remuneraciones del trabajo; y de incrementar lo más posible el poder adquisitivo del dinero, se darán las condiciones para minimizar la escasez y, contrapartida lógica y natural, para maximizar el bienestar, que depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios a disposición de la gente.
Es vergonzoso que, a estas alturas, siga habiendo países con población sobreviviendo en la pobreza. Y lo es porque la historia económica nos muestra lo que hay que hacer para minimizar la escasez y maximizar el bienestar, y la teoría económica nos explica por qué hay que hacerlo.
En México, ¿cómo vamos?
Para minimizar la escasez se necesita que se produzca más; que lo producido se ofrezca al menor precio; que las remuneraciones de los trabajadores aumenten; que el poder adquisitivo del dinero se incremente.
Para que se produzca lo más posible se necesita que directamente se invierta lo más posible. Las inversiones directas producen bienes y servicios, crean empleos y generan ingresos. Para que directamente se invierta lo más posible la confianza de los empresarios debe ser la mayor posible, y para que lo sea la competitividad del país, su capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas, debe ser la mayor posible.
Para que lo producido se ofrezca al menor precio posible se necesita la mayor competencia posible, para lo cual es necesario que todo aquel, nacional o extranjero, que quiera participar en algún sector de la actividad económica, invirtiendo directamente capital nacional o extranjero para producir, o en algún mercado de la economía, ofreciendo bienes nacionales o importados, lo pueda hacer.
Para que las remuneraciones del trabajo aumenten lo más posible se necesita que aumente la productividad del trabajo y que su demanda de parte de los empleadores sea mayor que su oferta de parte de los trabajadores, para lo cual es necesario que aumenten las inversiones directas que demandan empleos.
Para que el dinero aumente su poder adquisitivo (para que con la misma cantidad de dinero, al paso del tiempo, se compre una mayor cantidad de los mismos bienes y servicios), se necesita crear las condiciones para que se produzca la deflación buena, consecuencia, no de la contracción en la demanda por bienes y servicios, sino de la expansión de su oferta, que depende de que haya más inversiones directas, que producen satisfactores.
La variable que encontramos en cada una de las condiciones para minimizar la escasez es la inversión directa, que produce bienes y servicios, crea empleos y genera ingresos, que depende de la confianza de los empresarios, que depende del respeto a los derechos a la libertad individual para emprender, y a la propiedad privada sobre los medios de producción necesarios para poder emprender, derechos que en México no se respetan. Muestra de ello es la iniciativa de AMLO que reforma la Ley de la Industria Eléctrica que, cito del comunicado del CCE: 1) abre las puertas a una expropiación indirecta; 2) atenta contra compromisos contemplados en tratados internacionales; 3) viola la no retroactividad de la ley; 4) contraviene las garantías de certeza jurídica, de debido proceso y de contratación pública, sin olvidar que el resultado sería energía más cara y más contaminante.
En México, ¿se dan las condiciones para el progreso económico?