Inversión gubernamental, ¡mal!

El problema económico de fondo es la escasez, el hecho de que no todo alcanza para todos, menos en las cantidades que cada uno quisiera, y mucho menos gratis. Una de las condiciones que se tienen que cumplir, no para resolverlo, pero sí para minimizarlo, es que se produzca la mayor cantidad posible de bienes y servicios. Esto último, ¿de qué depende? De la Inversión Directa (ID), uno de cuyos componentes más importantes es la Inversión Fija Bruta (IFB), que se realiza en instalaciones, maquinaria y equipo, dotando a la economía de la infraestructura física indispensable para producir.

 

Según los datos más recientes del INEGI, en noviembre del año pasado, en términos anuales y desestacionalizados, la IFB decreció 4.1 por ciento. Punto de comparación: en noviembre de 2015 y 2016 creció, respectivamente, 2.5 y 1.0 por ciento. Durante los once primeros meses de 2015, 2016 y 2017 este fue el crecimiento promedio mensual, en términos anuales, de la IFB: 5.4, 1.3 y menos 1.7 por ciento, respectivamente.

Dos son los grandes componentes de la IFB: inversión en instalaciones (construcción) e inversión en maquinaria y equipo. En noviembre la inversión en construcción decreció 6.5 por ciento, y la inversión en maquinaria y equipo lo hizo 1.1 por ciento.

Dos son los componentes de la IFB en construcción: residencial y no residencial. En noviembre la IFB residencial decreció 7.1 por ciento y la no residencial (que se realiza en infraestructura, fábricas, comercios, oficinas, bodegas, etc.), lo hizo al 6.0 por ciento.

A su vez dos son los componentes de la IFB en maquinaria y equipo: la de origen nacional y la importada. En noviembre la IFB en maquinaria y equipo de origen nacional decreció 7.0 por ciento y la importada creció 3.9 por ciento.

De todas estas cifras, ¿cuáles me preocupan más? En primer lugar la que corresponde al comportamiento de la IFB en general, el menos 4.1 por ciento. En segundo lugar la que corresponde a la IFB en construcción no residencial, el menos 6.0 por ciento. Entre enero y noviembre de 2017, el crecimiento promedio mensual, en términos anuales, de dicha inversión fue menos 8.6 por ciento, una de las cifras más preocupantes de las muchas que hay en la economía mexicana, ya que tiene que ver con la inversión en infraestructura de comunicaciones y transporte, en fábricas, comercios, oficinas, bodegas, etc., con todo lo que ello significa en términos de producción de satisfactores, creación de empleos y generación de ingresos.

¿Por qué tan mal desempeño de la IFB en construcción no residencial? De manera importante por el poco “interés” que el gobierno de Peña Nieto la ha puesto a la inversión física, que es fundamentalmente inversión en infraestructura. Un solo dato: en 2017, con relación al 2016, dicha inversión decreció, en términos reales, 26.3 por ciento.

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Arturo Damm Arnal

Estudié economía, filosofía y derecho. Liberal. Profesor universitario. Periodista. Conferencista. Colaborador de @LaRazon_mx y @adn40 .