l INEGI informó que la inflación anual en enero fue 5.55 por ciento. Esto significa que, por primera vez en ocho meses, la pérdida del poder adquisitivo de nuestro dinero se ubicó por debajo de los seis puntos porcentuales. La última vez fue en abril del año pasado, mes en el cual la inflación fue 5.82 por ciento. En diciembre alcanzó 6.77.
La buena noticia es que en enero la inflación fue a la baja. La mala que siguió elevada, 1.55 puntos porcentuales por arriba de la máxima aceptable, 4.00 por ciento según las autoridades monetarias, quienes han establecido una meta de inflación (a la cual llaman permanente), del 3 por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error, de tal manera que cualquier inflación que oscile entre el 2 y el 4 por ciento está dentro de los límites permitidos, al menos desde el punto de vista de las autoridades monetarias, enfoque por demás cuestionable.
La inflación promedio anual, en lo que va del siglo XXI, del 1 de enero de 2001 al 31 de diciembre de 2017, fue del 4.3 por ciento, por arriba de la máxima aceptable. Por su parte, la inflación acumulada, del 1 de enero del 2001 al 31 de enero del 2018, a lo largo de lo ya transcurrido de este siglo, fue del 104.51 por ciento.
Ante estos resultados debemos hacer, para empezar, dos preguntas. Primera: ¿es correcto que un banco central, en nuestro caso el Banco de México, fije metas de inflación, independientemente de cuáles sean? ¿Es aceptable que se proponga una determinada pérdida en el poder adquisitivo de nuestro dinero o, lo que es lo mismo, en el poder adquisitivo de nuestro trabajo? Segunda: ¿qué tan eficaz ha resultado la política monetaria practicada por el Banco de México para lograr la meta permanente de inflación, que no debe superar 4 por ciento? ¿El aumento en la Tasa de Interés Interbancaria (TII), que es, según las reglas del juego vigentes, la herramienta de la política monetaria, es lo correcto?
Empiezo por la segunda pregunta. Del 17 de diciembre de 2015 al pasado 8 de febrero la TII aumentó de 3.00 a 7.50 por ciento, con la intención de contener el repunte en la inflación. En diciembre de 2015 la inflación anual fue 2.13 por ciento. En enero pasado 5.55. ¿Qué tan eficaz ha resultado la política monetaria para contener la inflación?
Termino con la primera pregunta. La meta de inflación, ¡en el peor de los casos!, debe ser cero. Lo mínimo que debemos exigir de nuestro dinero es que preserve su poder adquisitivo, para que al paso del tiempo, con la misma cantidad, podamos comprar la misma cantidad de los mismos bienes y servicios. En el mejor de los casos lo ideal es que nuestro dinero aumente su poder adquisitivo, para que, al paso del tiempo, con la misma cantidad podamos comprar una mayor cantidad de los mismos bienes y servicios, algo que considero difícil. Un poco de inflación sigue teniendo, para las autoridades monetarias, atractivo. ¡Error!
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