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Generación, no distribución

La publicación de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2022 (INEGI), y de la Medición de la Pobreza 2022 (CONEVAL), volvió a poner sobre la mesa del análisis y la discusión el tema de la distribución del ingreso y la creencia de que la causa de la pobreza es, nada más ni nada menos, la injusta distribución del ingreso, creencia que se desmiente con el análisis lógico y la evidencia empírica.

Para que la causa de la pobreza sea la injusta distribución del ingreso tienen que cumplirse las siguientes cuatro condiciones: (i) que todos, con su trabajo, generen la misma cantidad de ingreso; (ii) que todo el ingreso, generado por el trabajo de cada quien, se deposite en un fondo común; (iii) que aparezca el distribuidor del ingreso y que, vayamos a saber por qué razón, le dé más a unos, que serían los ricos, y menos a otros, que serían los pobres, cuya pobreza es el resultado de la injusta distribución del ingreso, llevada a cabo por el distribuidor, injusta porque a unos, los ricos, les tocó más de lo que generaron con su trabajo, y a otros, los pobres, menos; (iv) para enmendar la injusta distribución del ingreso debe aparecer un segundo personaje, el redistribuidor del ingreso, que le quite a los ricos lo que, por la injusta distribución del ingreso, les tocó de más, para darle a los pobres lo que, por la injusta distribución del ingreso, les tocó de menos. ¿Cuál es el resultado de esta redistribución del ingreso? Que cada uno cuenta con la cantidad de ingreso que originalmente generó con su trabajo, lo que, si se tiene el derecho al producto íntegro del trabajo, y eso es el ingreso: el producto del trabajo, es lo justo.

¿Se cumplen las condiciones que deben cumplirse para que la causa de la pobreza sea la injusta distribución del ingreso? No, comenzando por la primera: la igualitaria generación de ingreso.

El concepto distribución del ingreso,y la creencia de que la causa de la pobreza es la injusta distribución del ingreso, no resisten el análisis lógico, basado en hechos empíricos: el ingreso no se distribuye, se genera trabajando, y la causa de la pobreza no es la injusta distribución del mismo, sino la incapacidad de la gente pobre para, gracias a su trabajo, generar el ingreso suficiente que les permita satisfacer correctamente sus necesidades, lo que, dicho sea de paso, va con la dignidad de la persona: vivir gracias al trabajo propio.

Sé que, pese lo escrito en los párrafos anteriores, no faltarán quienes sigan creyendo (por ignorancia o por conveniencia), que la causa de la pobreza es la injusta distribución del ingreso y que, por ello, el gobierno debe redistribuirlo, redistribución que siempre implica que el gobierno le quita a unos lo que, por ser producto de su trabajo, es de ellos, para darle a otros lo que, por no serlo, no es de ellos, lo cual es injusto.

A quienes insisten en que la causa de la pobreza es la injusta distribución del ingreso les pregunto: (i) ¿quién, con nombre y apellido, distribuye injustamente el ingreso?; (ii) ¿de qué fondo saca el ingreso injustamente distribuido?; (iii) ¿cómo llega el dinero a ese fondo?, (iv) ¿de dónde se saca el dinero que va a dar a dicho fondo?, preguntas que no tienen respuesta porque la causa de la pobreza no es la injusta distribución del ingreso, sino la incapacidad de los pobres para, por medio de su trabajo, generar ingreso suficiente.

Arturo Damm Arnal

Estudié economía, filosofía y derecho. Liberal. Profesor universitario. Periodista. Conferencista. Colaborador de @LaRazon_mx y @adn40 .