¿Qué gasto más absurdo puede haber que el que se realiza para no obtener algo? Se gasta para estar mejor: pagando por una comida que nos quita el hambre (bien), no para estar peor: pagando para no comer, quedándonos con hambre (mal) y sin dinero (peor).
Esos gastos absurdos los realiza el gobierno, tal y como fue el caso de la cancelación de la construcción del NAICM en Texcoco, cancelación por la cual el gobierno pagó, para liquidar a los constructores, 75 mil millones de pesos. ¿Para qué? Para no tener aeropuerto.
¿Por qué el gobierno realiza gastos absurdos? Porque puede obligar a los contribuyentes a pagar por ellos. No es verdad, como dicen algunos, que esos 75 mil millones de pesos los vamos a pagar los contribuyentes. La verdad es que a los contribuyentes nos van a obligar, cobrándonos impuestos, obligándonos a entregarle al gobierno parte del producto de nuestro trabajo, a pagarlos. ¿A cambio de qué? De nada.
El que el gobierno tenga el poder para obligar a los ciudadanos a pagar impuestos es la causa de que gaste irresponsablemente: de que gaste en lo que no debe, de que gaste de más, de que gaste de mala manera, de que lo haga una y otra vez, poder para obligar a los ciudadanos a entregarle parte del producto de su trabajo que genera un riesgo moral (moral hazard), que surge cuando un agente (en este caso el gobierno), no asume las consecuencias de su conducta, lo cual incentiva conductas irresponsables (en este caso gastar, no para obtener algo a cambio, sino para no obtenerlo).
Si aceptamos la necesidad del gobierno debemos aceptar la necesidad de los impuestos, que deben ser la manera ordinaria de financiar el gasto gubernamental, lo cual nos lleva a la pregunta ¿en qué debe gastar el gobierno?, cuya respuesta la encontramos en la respuesta a esta otra: ¿qué debe hacer el gobierno? No es este el espacio para responderla, pero sí para señalar que, entre las cosas que no debe hacer el gobierno, sobre todo tomando en cuenta que para hacerlas cobra impuestos, es gastar para no obtener algo a cambio, tal y como es el caso de la cancelación de la construcción del NAICM, por la cual nos obligan a los contribuyentes a pagar 75 mil millones de pesos, momento de considerar el costo de oportunidad de ese desembolso, que es doble: nos quedamos sin aeropuerto y sin los bienes y servicios que podrían haberse obtenido si ese dinero se hubiera destinado a su adquisición (por ejemplo: medicinas para los niños con cáncer).
A lo que el gobierno ha gastado para no tener aeropuerto lo he llamado gasto absurdo. En realidad se trata de un gasto irresponsable que, por serlo, debería estar prohíbo por ley. El que no lo esté es muestra de los excesos y defectos del marco jurídico de las finanzas gubernamentales.
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