Una de las ventajas de la economía (en el sentido de economics, no de economy), sobre otras ciencias de la conducta y relaciones humanas (sociología, ciencias políticas, derecho, etc.), es que es la más cuantificable de todas, gracias a que pueden medirse cantidades (ahorradas, prestadas, invertidas, producidas, vendidas, compradas, consumidas, atesoradas, etc.), mismas que pueden medirse en distintas unidades (kilos, litros, metros cuadrados, metros cúbicos, dinero, etc.), y también gracias a los precios (que por lo general se expresan de forma dineraria, habiendo excepciones como la tasa de interés, el precio del crédito, que se expresa en términos porcentuales).
Relacionado con la medición de la economía (en este caso en el sentido de economy, no de economics), hay tres posibilidades: (i) estimar lo que pasó; (ii) medir lo que pasó; (iii) “predecir” lo que pasará. Se estima lo que pasó antes de que se cuente con la información para poder medir lo que pasó, información que en la mayoría casos (que van desde crecimiento hasta inflación y una larga lista intermedia), no se genera en tiempo real (como sí es el caso, por ejemplo, del Índice de Precios y Cotizaciones de la bolsa de valores o del tipo de cambio peso –dólar, cuyas evoluciones pueden seguirse en tiempo real). Una vez que se cuenta con la información se mide lo que pasó (con retrasos que van, desde una semana, en el caso de la inflación, hasta ocho, en el caso del PIB). Además de estimar el pasado y medir lo que pasó, se puede “predecir” lo que pasará, predicciones que por lo general, como lo he demostrado en estos Pesos y Contrapesos, dejan mucho que desear, razón por la cual entrecomillo la palabra.
Ya tenemos, proporcionado por el INEGI, el Indicador Oportuno del Consumo Privado para febrero y marzo de 2023, que es la estimación de la compra de bienes y servicios, exceptuando bienes inmuebles y objetos lujosos, de parte de las familias residentes en el país, buen indicador de su bienestar, que es el fin de la economía.
En enero el consumo privado, en términos mensuales (comparando cada mes con el mes anterior), creció 1.6 por ciento. Para febrero y marzo la estimación es 0.7 y 0.1. Suponiendo que se cumplen las estimaciones el crecimiento promedio mensual entre enero y marzo será 0.80 por ciento. El trimestre anterior (octubre – diciembre 2022), fue 0.23, considerable mejoría. Un año antes (enero – marzo 2022), fue 0.78, ligera mejoría.
En términos anuales (comparando cada mes con el mismo mes del año anterior), en enero el consumo privado creció 5.9 por ciento. Para febrero y marzo la estimación es 5.5 y 4.5. Suponiendo el cumplimiento de las estimaciones el crecimiento promedio anual entre enero y marzo será 5.30 por ciento. El trimestre anterior (octubre – diciembre 2022), fue 4.67, ligera mejoría. Un año antes (enero – marzo 2022), fue 8.53, considerable desmejora.
¿Confiamos en las estimaciones del consumo privado? En febrero pasado las estimaciones para diciembre y enero fueron, en términos mensuales, 0.5 y 0.1 por ciento. Los datos observados fueron 1.6 y 1.6. La estimación falló por un buen margen. En términos anuales fueron 3.2 y 3.9 por ciento. Los datos observados fueron 4.0 y 5.9 por ciento. La estimación volvió a fallar por un buen margen. ¿Confiamos en ellas?
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