Cito del Informe Trimestral Enero – Marzo 2019 del Banco de México: “Las perspectivas de crecimiento de la economía mexicana para 2019 se revisan de una expansión esperada de entre 1.1 y 2.1% en el Informe anterior a una de entre 0.8 y 1.8%”, es decir, pasa de una perspectiva puntual de 1.6 por ciento a otra de 1.3, una reducción equivalente al 18.8 por ciento.
Para evitar que el crecimiento resulte menor, y conseguir que sea mayor, en opinión de las autoridades monetarias, “es prioritario robustecer el estado de derecho, de modo que, además de combatir la inseguridad, la corrupción y la impunidad, las autoridades competentes garanticen la certeza jurídica, el cumplimiento del marco legal y el respeto a la propiedad privada”.
Defino al Estado de Derecho como el gobierno de las leyes justas, siendo tales las que reconocen plenamente, definen puntualmente y garantizan jurídicamente los derechos de las personas, que en el caso de los agentes económicos son el derecho a la libertad individual para, por un lado, producir, ofrecer y vender y, por el otro, demandar, comprar y consumir, y el derecho a la propiedad privada sobre los medios de producción necesarios para poder producir, ofrecer y vender, y sobre los ingresos indispensables para poder demandar, comprar y consumir.
Además de las leyes justas, el Estado de Derecho necesita de autoridades honestas y eficaces, capaces de hacer valer dichas leyes o, lo que es lo mimo, capaces de garantizar los derechos de los ciudadanos. Leyes justas y autoridades honestas y eficaces. Esa es la esencia del Estado de Derecho.
Una muestra de que en México el Estado de Derecho es Estado de chueco la tuvimos hace unos días cuando un grupo de habitantes de La Huacana, Michoacán, desarmó y retuvo a un grupo de soldados, exigiendo la devolución de unas armas de alto calibre que les habían sido incautadas. ¡El pueblo desarmando al ejército! ¡El pueblo extorsionando al gobierno! Y, ¡para colmo de males!, el gobierno cediendo a la extorsión. ¿Puede haber algo más preocupante? Sí, la reacción de AMLO.
Lo cito: “La actitud de los soldados fue responsable, digna y valiente (…) Van a mantener una actitud prudente porque están conscientes de que se tienen que respetar los derechos humanos y que a nadie se le puede privar de la vida. Esto no les resta autoridad. Por el contrario, les da más”.
Afirmar que deben respetarse los derechos humanos, en abstracto, es correcto. No hacer valer la autoridad, en concreto, con el pretexto de respetarlos, es una grave equivocación, propia del Estado de chueco, que todos padecemos y que AMLO solapa.
¿Qué efecto puede tener en el crecimiento de la economía, que depende de las decisiones de los empresarios para invertir, acontecimientos como los aquí comentados, propios del Estado de chueco?
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