Lo primero que llama la atención del libro de Adam Smith, publicado en 1776, es el nombre: Una investigación acerca de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones. Dos son las preguntas que encontramos en el título: ¿en qué consiste la riqueza?, ¿cuáles son sus causas?, preguntas que en países como México, en donde el 43 por ciento de la población sobrevive en condiciones de pobreza, siguen siendo válidas. ¿En qué consiste la riqueza? ¿Cuáles son sus causas?
Si se quiere eliminar la pobreza, la pregunta correcta no es por sus causas, sino por las de la riqueza. Para responder correctamente primero hay que saber en qué consiste. Buena parte de las respuestas la encontramos en la obra de Smith, quien hizo las preguntas correctas: ¿en qué consiste, y cuáles son las causas, de la riqueza?
La pregunta por las causas de la pobreza no tiene sentido, porque la pobreza, que fue la condición original del ser humano en este planeta, no tiene causas, sobre todo si por pobreza entendemos la carencia de satisfactores para satisfacer necesidades. Lo que tiene causas es la riqueza, que consiste en los bienes y servicios con los que satisfacemos necesidades, la mayoría de los cuales hay que inventar y producir, para lo cual deben darse ciertas condiciones relacionadas con la libertad individual para producir, ofrecer y vender, y con la propiedad privada de los medios de producción necesarios para poder producir, ofrecer y vender, condiciones que, en su mayoría, Smith menciona y explica en su libro.
La pobreza no tiene causas, pero lo que sí las tiene es el empobrecimiento, la reversión al estado de pobreza, la reducción en la cantidad, calidad y variedad en los bienes y servicios producidos y ofrecidos, consecuencia de la pérdida de capacidad productora, debida principalmente a cuatro causas: desastres naturales, pandemias, guerras y malas políticas económicas, siendo las dos primeras calamidades naturales, y hasta cierto punto inevitables, y las dos segundas producto de la acción humana y, por lo tanto, evitables.
El empobrecimiento, efecto de malas políticas económicas, responsabilidad del gobierno, es, a estas alturas de la historia, y con todas las lecciones que al respecto nos dejó el siglo XX, imperdonable. La historia económica nos brinda suficiente evidencia empírica, y la historia del pensamiento económico (uno de cuyos principales protagonistas es Adam Smith), nos proporciona suficiente evidencia intelectual, de lo que hay que evitar, en materia de políticas económicas, para mantener el progreso económico, definido como la capacidad para producir más y mejores bienes y servicios para un mayor número de gente. Y empobrecimiento es lo que está provocando la 4T. Empobrecimiento imperdonable porque es evitable.
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