Conforme van apareciendo más datos se confirma la desaceleración por la que está pasando la economía mexicana, cuya causa inmediata es la caída en la inversión directa, que es la que produce bienes y servicios, crea empleos y genera ingresos (véase todo lo que depende de la misma), y cuya causa mediata es la desconfianza generada entre los empresarios por las decisiones y dichos de AMLO, desde la decisión de cancelar la construcción del NAICM en Texcoco hasta el dicho de que la política debe estar por encima de la economía, nada de lo cual tiene, desde el punto de vista de la economía, sentido alguno. Y allí están las consecuencias. La economía se desacelera, por falta de confianza que ocasiona falta de inversiones.
En esta ocasión, como muestra de la desaceleración, le toca el turno a la creación de empleos en el sector formal de la economía, medida por los registros del IMSS.
Entre enero y julio de 2018 de crearon, en el sector formal, 530 mil 789 nuevos empleos. Entre enero y julio pasados 306 mil 014, lo cual dio como resultado una caída de 224 mil 775 empleos, equivalente al 42.3 por ciento. Todo esto considerando los primeros siete meses de cada año.
En julio del año pasado la creación de empleos en el sector formal sumó 54 mil 699 nuevos puestos de trabajo. En julio pasado solamente se crearon 16 mil 713 nuevos puestos de trabajo, 37 mil 986 menos que el año pasado, lo cual equivale a una caída del 69.4 por ciento. Todo esto tomando en cuenta solo el mes de julio.
¿Cómo afecta la menor creación de empleos en el sector formal de la economía a la tasa de desempleo? Esta información la dio a conocer hoy, a las 6:00 de la mañana, el INEGI, con la publicación de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo para el segundo trimestre del año, que ya comentaré en los próximos días.
Por lo pronto considero que, ante las muchas muestras de la desaceleración de la economía, que de mantenerse terminará afectando el bienestar de las familias, el gobierno debería estar preocupado (por lo que sucede) y ocupado (para corregirlo), sobre todo porque le conviene: una de las condiciones necesarias para la permanencia de un proyecto político en el poder (y eso, un proyecto político de cambio de régimen es la 4T), es el buen desempeño de la economía, para que, por lo menos, se mantenga el bienestar de la gente o para que, por lo más, se incremente.
Si la economía marcha bien la gente puede hacerse de la vista gorda con relación a los excesos y defectos del gobierno, como sucedió durante el Desarrollo Estabilizador (1958 – 1970). Pero si la economía marcha mal la gente no se hará de la vista gorda y comenzará a cuestionar al gobierno, como sucedió a lo largo de la Docena Trágica (1970 – 1982). AMLO, ¿lo entenderá?
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