Leemos, en el artículo 28 de la Constitución, que “el Estado tendrá un banco central que será autónomo en el ejercicio de sus funciones y en su administración”, y que “su objetivo prioritario será procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional”.
Leemos, en la página de Internet del banco central, que “el objetivo prioritario del Banco de México es mantener una inflación baja y estable”, que por el momento es del tres por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error, por lo que la máxima inflación aceptable es cuatro y la mínima dos por ciento.
¿”Mantener una inflación baja y estable” es la manera correcta de interpretar el mandato constitucional de “procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional”? Todo depende de cómo se interprete ese mandato, pero si se interpreta, como debe hacerse, como preservar el poder adquisitivo del dinero, de tal manera que al paso del tiempo, con la misma cantidad de dinero, pueda comprarse la misma cantidad de los mismos bienes y servicios, entonces el objetivo de mantener una inflación baja y estable, que en nuestro caso implica una inflación entre dos y cuatro por ciento, no es la interpretación correcta, porque lo que se pretende es lo opuesto a la preservación del poder adquisitivo del dinero. Lo que se pretende es su pérdida: que al paso del tiempo, con la misma cantidad de dinero, pueda comprarse una menor cantidad de los mismos bienes y servicios.
Con la meta entre dos y cuatro por ciento, de enero de 2001 a enero de 2021, se acumuló en México una inflación del 144.27 por ciento, y se tuvo una inflación, promedio anual, del 4.20 por ciento, por arriba (dos décimas de punto porcentual, equivalentes a cinco por ciento), de la máxima inflación aceptable.
¿Qué tan eficaz ha resultado la política monetaria para lograr esa inflación baja y estable, entre dos y cuatro por ciento, que es la meta del Banco de México? Si estamos dispuestos a no alegar por dos décimas de punto porcentual o un cinco por ciento (la máxima inflación aceptable es 4.00 y la inflación promedio anual en el siglo XXI ha sido 4.20), podemos decir que ha sido eficaz, si bien es cierto que hubiera resultado más eficaz si, en vez de ubicarse por arriba del límite superior de la meta (4.00), si hubiera ubicado por debajo del límite inferior (2.00). Si tienes metas de inflación (un error), más vale que falte y no que sobre, porque más vale que se pierda menos, y no más, poder adquisitivo del dinero, que es la pérdida del poder adquisitivo del trabajo, lo cual viola el derecho de las personas al producto íntegro de su trabajo, que incluye el derecho al poder adquisitivo íntegro del mismo.
El problema no es la eficacia de la política monetaria. El problema es la meta de inflación.
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