No han sido pocos quienes han dicho que el Consejo de Empresarios Asesores (CEA), que asesorará a AMLO, es una muestra del capitalismo de compadres, del contubernio entre el poder político y el poder económico, por el cual el primero le otorga privilegios al segundo (por ejemplo: protegerlos de la competencia exterior), lo cual les permite obtener rentas (por ejemplo: cobrar mayores precios), todo ello a cambio de la incondicionalidad política de los segundos.
Adam Smith decía que cuando se reunen dos empresarios dedicados a la producción de un mismo bien, y por lo tanto competidores, tarde o temprano se pondrán de acuerdo para no competir, sobre todo vía precio, y poder cobrarle al consumidor el mayor precio posible, incurriendo en lo que hoy se conoce como práctica monopólica absoluta.
Parafraseando a Smith podríamos decir que cuando se reúne un empresario y un gobernante tarde o temprano el primero le pedirá el segundo algún privilegio que le permita incrementar sus ganancias cobrándole a los consumidores el mayor precio posible, para lo cual debe restringirse lo más posible la competencia (por ejemplo: prohibiendo las importaciones). Se trata del capitalismo de compadres.
¿El CEA degenerará en capitalismo de compadres? Todo depende de la postura de los empresarios que lo integran, cuya tarea, como asesores de AMLO, deberá ser, en esencia, cuestionar las medidas contrarias al progreso económico (por ejemplo: la cancelación de la construcción del NAICM en Texcoco) y proponer las que le sean favorables (por ejemplo: todo lo que apuntale la competitividad del país y, por ello, incentive las inversiones directas, de las que dependen la producción de bienes y servicios, la creación de empleos y la generación de ingresos). Los integrantes del CEA, en su calidad de asesores de AMLO, deben velar, no por la rentabilidad de sus empresas, sino por la buena marcha de la economía en su conjunto. Deben atender a la macroeconomía, no a lo micro.
El CEA es solo una cara de la moneda. La otra es AMLO. ¿Qué tan dispuesto está, no solo a oír a sus asesores, sino a hacerles caso? Dichas asesorías, que deben basarse en la razón (teoría económica) y la experiencia (historia económica), ¿caerán en oídos sordos? ¿Podrán más las razones de los integrantes del CEA que los prejuicios de AMLO?
Pero el CEA no es solo una cara de la moneda sino una de las monedas que, en materia de asesoría, debe tener AMLO. Además del CEA debe integrarse un grupo de economistas, críticos de las propuestas de AMLO, a quienes éste debe oír, entre los que deben estar Valeria Moy, Isaac Katz, Sergio Negrete, Luis Pazos, Jorge Suárez Vélez, Luis de la Calle, Enrique Cárdenas, Guillermo Barba, Roberto Salinas, Manuel Molano, Macario Schettino. Sería bueno que, en corto, AMLO escuchara, periódicamente, las razones de estos economistas. Sería bueno, muy bueno.
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